De todos los perros juguetones que he conocido, el Yorkshire ocuparía sin duda uno de los primeros puestos. Su abundante energía y obsesión por ser el centro de atención, lo convierte en una raza perfecta para acompañar a personas activas y dispersas.
Oriundo de Reino Unido, este tipo de perro se caracteriza por su tamaño pequeño, y por poseer un largo, lacio y sedoso pelaje, el cual demanda un profundo y activo cuidado. Nacen de color negro y de pelo corto, sin embargo esta tonalidad cambia con el paso de los años, volviéndose gris o café. Un dato interesante de estos perritos, es que son aptos para personas que sufren alergias. Incluso el AKC (Amercian Kennel Club) los declaró una raza hipoalergénica.
Respecto a su forma de ser, este canino suele manifestar una personalidad muy valiente, activa y de rápida reacción y aprendizaje. Es por ello que el Yorkshire necesita de mucha atención y paciencia de su dueño, además de un entrenamiento continuo para mantenerse en forma. Estos canes destacan además por ser muy dominantes y tercos, sin embargo esos defectos se ablandan con una crianza cercana.
En general no pesan más de 3 kilógramos y viven entre 15 y 20 años. Su salud está propensa a ser afectada con bronquitis y cataratas. No obstante, su sistema digestivo es muy delicado (se debe consultar personalmente al veterinario por su alimentación) y las versiones más pequeñas de esta raza de perro, suelen morir producto a diarrea y vómitos crónicos.
Pese a su delicada salud estomacal, en general estos animales suelen ajustarse a cualquier circunstancia mientras obtengan el ejercicio físico necesario. Un fino y fiel perrito que cualquier amante de los perros pequeños querría tener.