La adopción de animales abandonados o residentes en refugios poco a poco ha ido ganando terreno en nuestra sociedad; sin embargo, aún podemos notar que existen muchos temores relacionados a los animales callejeros que impiden a bastante gente realizar esta hermosa labor. En este artículo, mencionaremos algunos de ellos y los desmitificaremos para romper ese tabú respecto a esta práctica de amor.
Refugios de animales
El primer mito que suele presentar ante la adopción proviene de la falsa creencia de que los refugios son lugares para perros de mala conducta, enfermos o con algún tipo de problema que haya acarreado a la familia con la que vivía. La mayoría de estos preceptos son solo mitos sin fundamentos.
La mayoría de los animales de los refugios son entregados a esos lugares porque las familias no pueden cuidarlos por gastos, espacio o porque residen en una comunidad que no acepta mascotas. En ocasiones, llegan ahí por tener una mala relación con los miembros de su hogar. Una razón común, y muy lamentable, es que el tierno cachorro crece y se convierte en un perro adulto necesitado de espacio. Los refugios son instituciones de cuidado de animales abandonados. Hay que dejar de verlos como si fueran prisiones para perros que hayan cometido crímenes.
Enfermedades
Un segundo mito que suele creerse es la presencia de enfermedades en los perros abandonados. Esto es algo más real, pero no siempre verídico. Lamentablemente hay animales que han tenido una vida de pocos cuidados y es probable que tengan algún padecimiento; sin embargo, tanto los refugios como animalistas o municipios tienen programas de cuidado de perros callejeros. Los refugios suelen brindarles sus vacunas, al igual de otras instituciones que hacen campañas de esterilización a bajo costo que, en ocasiones, suelen ser pagadas por juntas vecinales u otros grupos.
Una forma de evitar estos males en los animales abandonados es aumentando la adopción y tenencia responsable. El brindarle un hogar a un perro adoptado debe ser una acción de amor y responsabilidad.
Prejuicio hacia los perros mestizos
Un tercer mito que podemos notar continuamente relacionado con la adopción de los perros está asociado a su condición de mestizos. Este prejuicio se relaciona a la idea de estatus que se vincula a las razas "puras". Sin embargo, debemos ver los pros que se relacionan con la adopción de un mestizo. En primer lugar, no tienen las taras genéticas como es el caso de la predisposición que los dálmatas tienen a desarrollar cálculos en la uretra o hiperuricemia, también conocida como gota. Además de esto, un perro mestizo probablemente sea más resistente a padecer enfermedades por haber vivido en condiciones adversas.
Adoptar a un animal ayuda a la sociedad ya que se limita el número de perros vagos que en su hambre pueden romper bolsas de basura y favorecer a la propagación de enfermedades. El acto de convertir a un ser sin hogar en un can adoptado también es algo humanitario que disminuye las probabilidades de que hayan matanzas indiscriminadas de perros vagos.
Si bien, estos mitos suelen ser muy constantes, aún debemos intentar eliminarlos mediante la educación de nuestra sociedad. Aunque las campañas están creciendo, los números son críticos acerca de la cantidad de animales abandonados. El concienciar sobre este problema debe ser una responsabilidad, tanto desde la familia hasta un nivel estatal.
El asesinato de animales porque crean jaurías no es una solución, ya que sus antiguos dueños fueron quienes los abandonaron. Un perro adoptado es un gran complemento para cualquier persona en los distintos aspectos de su vida. Se debe lograr educar a la gente y a las generaciones venideras para comprender que la adopción es un acto de amor que nos hace más humanos.