Hay gatos juguetones, locos, amistosos, divertidos, miedosos, saltarines, hiperactivos, y un largo etcétera. Todos los felinos, grandes, medianos y chicos, son diferentes unos a otros porque son muy receptivos a las experiencias que han vivido y créelo o no, a las emociones que perciben en el hogar donde se han criado. Todas estas cosas les hacen tener una personalidad que los hace únicos. Yo por ejemplo, he tenido muchos gatos, y puedo dar fe de que ninguno ha sido igual al anterior.
Desde hace poco tengo una gatita llamada Olivia, que nació en mi casa hace unos cuantos meses. Para nuestra preocupación, Olivia no logra salir de su cascarón, y no podemos hacerla sentir en casa. Es una gata introvertida, y aunque hemos intentado ayudarla a tener más confianza para que esté más tranquila, menos ansiosa, tan pronto como intentamos acercarnos a ella para que tome nuestro olor o incluso para acariciarla un poco, sale corriendo sin control y se esconde en los armarios o bajo las camas.
Casi no la vemos en mi hogar, excepto cuando tiene hambre o algún ruido que hay afuera la está asustando. Olivia le teme a las personas, tanto que no tolera oír a extraños en la casa. Ojalá supiera por qué, o pudiera hacer algo al respecto, sin embargo mucho hemos intentado sin rendir frutos. Ella simplemente es así, e intentamos apoyarla lo más posible.
Mi gatita es tan introvertida, que incluso cuando duerme se asusta y sobresalta al oír voces extrañas ¡Aun cuando estas provengan de la televisión o la radio! En ocasiones, debemos irnos y dejarla sola para que pueda comer en paz, ya que se eriza cuando alguien está rondando cerca de su platito de comida.
¡Pobre Olivia! Sin embargo nos mantenemos positivos, solo nos queda esperar que con el tiempo vaya ganando más confianza.