Hace un tiempo, caminaba por Santiago Centro hacia mi hogar del trabajo, como cada día. Casi una cuadra antes de llegar, sentí un maullido fuerte desde un lugar que no logré identificar al principio. Preocupada, me puse a buscar de donde podía provenir ese sonido. Al acercarme a uno de los basureros, para mi horror encontré la fuente de mi búsqueda: Un pequeño gatito plomo de no más de unas semanas lloraba con desespero dentro del basurero.
Al sacarlo, me di cuenta de que era hembra, y que temblaba de miedo. Tan frágil y pequeña, no pude dejarla ahí a su suerte, sabiendo que corría un enorme riesgo de ser atropellada, maltratada, golpeada, o de que incluso muriera por no ser alimentada. Me preguntaba qué haría con ella y quien habría sido capaz de dejarla abandonada para que muriera. Me sentí triste pero a la vez me alegré de haberla encontrado.
Sin pensarlo dos veces, la lleve a mi casa y me puse a buscar una madre sustituta para que pudiera darle leche, porque era muy pequeña aún. Por suerte, mi vecina tenía una gata que hace poco había dado a luz, por lo que me permitió alimentar a Boti (así le llamé) hasta que logró reponerse. Decidí quedarme con ella, y han pasado unos meses. Boti está sana y ha crecido una gatita fuerte y juguetona, muy alegre y cariñosa.
Salvarla fue sin duda fue una de las mejores decisiones de mi vida. Boti me ha acompañado todo este tiempo desde que vive conmigo, y me siento muy bien por haberla ayudado. Sin embargo, siento también que ella me ayudo a mí en muchos aspectos, ya que esa experiencia me hizo más consciente de que debemos ser responsables con nuestras mascotas, y no simplemente dejarlas abandonadas en cualquier lugar. Para esto es necesario educar a la población respecto a la tenencia responsable de mascotas.
Hoy comprendo, que hay veces que la crueldad humana alcanza límites impensables. Los actos de violencia contra los animales nos degradan incluso hasta reducirnos como especie, separándonos aún más de nuestros peludos hermanos menores. Pero recuerda que todos somos potenciales rescatistas, así que, si te encuentras en una situación así, no dudes en ayudar, después podrás dilucidar si se queda contigo o lo entregas en adopción. Lo importante es que en ese momento salves una vida, y verás que nunca te arrepentirás de haberlo hecho.