La mayoría de quienes viven con perros en su hogar habrá experimentado alguna vez la angustia de ver a su can corriendo tras las ruedas de un auto, viendo como pone en riesgo su vida por esta afición poco útil. Normalmente al hacer esto, los perros están manifestando su instinto cazador para perseguir presas que van a altas velocidades, aunque también puede deberse a alguna mala experiencia en que alguna persona le lanzó algo desde el auto o le gritó.
Desde el principio dejaré en claro que la forma de abordar este asunto viene de mi experiencia personal ya que muchos de los métodos que se proponen habitualmente exijen cierto nivel de violencia o entrenamiento previo que no todos han realizado. Preferiría en lo posible recomendar una manera más agradable para la persona y el perro, la cual me ha dado resultado con mis cinco perros. Tengo bastante confianza en que funciona porque cuando me han encargado otros canes ellos persiguen autos pero los que viven conmigo, no.
Lo esencial de esta propuesta es que los perros comiencen a ver a los vehículos como figuras más amistosas, que tengan cierto contacto con estos y pierdan la agresividad hacia ellos. Debes tener en cuenta que todos estos procesos toman tiempo y entrenar a un can requiere de disciplina y constancia. Lo importante es que a diario le vayas mostrando tu relación con los autos y que lo vayas integrando para que se sienta cómodo al verlo. Necesitarás tener un auto para realizar este condicionamiento o encontrar a un amigo que te pueda ayudar a realizarlo.
Puedes comenzar con el auto estacionado. Abres la ventana y llamas a tu perro, haciendo sonidos alegres y diciéndole cosas buenas desde el asiento. A medida que transcurra el tiempo puedes intentar sentarte con la puerta abierta e invitando a tu perro a acercarse para que lo acaricies. Desde el asiento del auto lo mimas un buen rato y lo haces sentir a gusto. Cuando comiences a ver que su reacción es positiva puedes comenzar a manejar un poco y a decirle que se quede en su lugar, que no siga el vehículo. Cuando no haga caso puedes repetir lo mismo pero dejándolo amarrado para que no te siga.
Es importante que tu perro siempre esté presente cuando te vas manejando hacia el trabajo o cuando vuelves a la casa. La idea es que pueda ver que una figura amistosa se sube y se baja de ese ser al que tanto quiere perseguir y morder. Si tu perro tiene el tamaño adecuado también puedes subirlo al auto y llevarlo a pasear, lo que favorecerá aún más su relación hacia los vehículos.
Algo que me da confianza de este método es que mis perros no tuvieron que reprimir un impulso, sino que aprendieron que el vehículo estaba asociado a mi y que por ende no debían perseguirlo. Como vivo en el campo ellos siguen persiguiendo a otros animales que están ahí, pero no a los autos, lo que me demuestra que la lección fue transmitida. Sé paciente y asegúrate de que día a día pongas en práctica estas recomendaciones.