La alimentación de nuestro cachorro es algo que debemos pensar antes de llevarlo a casa, sobre todo si se trata de un cachorro gigante. Hablamos de razas como el gran danés, terranova, san bernardo, dogo de burdeos, entre otros ´perros que sobrepasan los 40 kilos en edad adulta.
Los perros de las llamadas razas gigantes, presentan una predisposición genética a desarrollar enfermedades óseas y musculares como displasia de cadera, cojera, raquitismo y osteocondrosis, aún así, se sabe que al menos un 20% de estos padecimientos puede tener un origen nutricional.
Los perros de razas gigantes presentan una densidad ósea más baja que los de menor tamaño, por esta razón, sus huesos no son tan fuertes y pueden verse seriamente dañados en caso de sobre alimentación. Esto es serio, ya que muchas personas se ven tentadas a suplementar la dieta de los cachorros incorporando diversas vitaminas y calcio, lo que se traduce en diversos problemas que afectarán al perro en edad adulta.
El exceso de alimento provoca una aceleración del crecimiento, esto hace que las personas tengan la ilusión de que el cachorro se desarrolla en forma sana, pero no es así, los huesos se están estirando en forma excesivamente rápida y no se encuentran preparados para soportar el peso que están adquiriendo, con esto, se presentan lesiones óseas irreversibles como deformidad de las patas.
La suplementación con calcio es un error común en la alimentación de los cachorros, lo que puede llevar a problemas con la maduración de huesos y cartílagos del perro, teniendo como consecuencia enfermedades como la osteodistrofia hipertrófica y la osteocondritis disecans.
Para evitar estos problemas tan comunes en perros de razas gigantes, es indispensable suministrar un alimento para cachorro de buena calidad, que cuente con todos los nutrientes que el perro necesita para su etapa de crecimiento, sin suplementar con calcio, vitaminas ni minerales, a menos que sea por indicación médica ante un problema particular detectado en el cachorro.
Es de suma importancia evitar el sobrepeso y el crecimiento acelerado, controlando cada dos semanas su talla y peso. En caso de observarse un crecimiento demasiado rápido, se debe disminuir la ración de alimento. Para esto, es necesario ayudarse con una tabla de crecimiento diseñada para la raza o tamaño final de nuestro cachorro.
Por último, no hay que dejarse guiar por consejos de quienes dicen conocer de una raza determinada, ya que en las razas de perros gigantes se suele dar una cierta obsesión por el tamaño que, finalmente, se puede traducir en molestas y dolorosas enfermedades para nuestros amigos peludos.
Por todo lo anterior, es importante informarse bien antes de embarcarse en la crianza de un cachorro gigante y seguir únicamente los consejos de un especialista.