El Barbet es un hermoso perro lanudo, de aquellos que dan ganas de abrazar apenas lo ves. Sus orígenes se remontan al Norte de África desde donde se importó a Polonia durante la Edad Media y luego se expandió rápidamente por todo el continente.
Al comienzo se les llamaba "Perro de agua Francés", pero en el siglo XIV, su nombre cambió a Barbet, debido a la iniciativa del sinólogo du Fouilloux en su tratado de caza.
De estos hermosos canes, descienden los caniches (poodle) y gran parte de los pastores.
Son perros de raza grande, llegando a medir hasta 65 cms. y pesar unos 28 kilos. Se caracteriza por su pelaje denso, lanoso, largo y ondulado. Su aspecto es robusto y tiene unos hermosos ojos café, redondos, que son tapados por su frondosa chasquilla. Se pueden encontrar ejemplares en colores: negro, gris, café, leonado, arena y blanco.
Su temperamento es muy dulce, juguetón, muy apegado a sus dueños y le encanta compartir con los niños. Sin embargo, como es un perro territorial, es necesario entrenarlo a temprana edad y requiere de harto espacio para gastar sus energías. Si esto no es posible, hay que sacarlo a pasear varias veces al día para que se mantenga saludable y no provoque destrozos en la casa.
Le gusta mucho nadar y gracias a su pelaje, puede permanecer en el agua por mucho tiempo sin sentir frío; debido a esta característica, se les ha usado para cazar en zonas pantanosas. Sin embargo, por este mismo motivo (su afinidad con el agua), hay que poner especial cuidado en las enfermedades respiratorias y otitis. Por ello, es muy importante secarlos muy bien. También hay que poner especial cuidado en cepillarlo con frecuencia, para evitar que se le formen verdaderas placas de pelo.
Si tienes el espacio adecuado, será un excelente compañero para tu familia, eso sí, como guardián sólo se limitará a avisarte ladrando, ya que es demasiado dulce para atacar; pero "demasiado dulce", ¿no suena excelente para compartir con tu familia?.