Desde pequeña siempre le tuve terror a los perros. Era tal mi trauma, que salir conmigo era toda una odisea, ya que si veía perros en las veredas, yo cruzaba corriendo sin percatarme si venían autos o no. Varias veces cruzaba la misma calle, ya que los perros me seguían y para mis padres eso era terrible, porque mi mamá tenía que cruzar conmigo y tratar de calmarme. Nunca supe cómo adquirí ese miedo aparentemente irracional a los perros, pero ahí estaba, casi impidiendo que tuviese una vida normal.
Pasé así mucho tiempo, mi familia estaba preocupada por mis reacciones bruscas al momento de salir a la calle. Recuerdo perfectamente ese día, un domingo en la mañana, cuando siento que tocan la puerta de mi casa, era una tía que nos visitaba con una amiga muy especial. Mi sorpresa fue tan grande cuando veo que su " amiga especial" era una perrita café con grandes ojos que me miraban con unas ganas enorme de lanzarse hacia mí. Mi reacción obvia fue de mucho susto e impresión al ver a esa perrita. Todos estaban expectantes de mi reacción, todos me decían, " No hace nada, tranquila ". Mi tía acerca mi mano hacia la perrita (yo tiritaba de miedo), la perrita, sin embargo, estaba muy tranquila,como si supiera lo que me pasaba, y cuando mi mano tocó su lomo, la perrita empezó a mover su cola lentamente y el miedo empezó a desaparecer, la emoción en mi tomó lugar y de a poco comenzó un cambio. La llamé Sofi.
La idea de mi tía de regalarme un perro fue muy acertada, realmente sabía lo que yo necesitaba. No fue fácil al principio por mis miedos, así que a Sofi la mandaron a dormir afuera por un buen tiempo, hasta que yo lograra adaptarme por completo, y lo que hacía era mirarla por la ventana para acostumbrarme a este cambio, tenía que dar el paso, así es que empecé paulatinamente a salir a jugar con ella, obviamente acompañada de mi mamá, ya que Sofi tenia una personalidad muy " juguetona y saltarina " y todos los días salíamos a jugar con ella hasta que me sentí preparada para jugar sin el resguardo de mi mamá.
El remedio a ese trauma era algo muy sencillo. Solo tenía que divertirme.
Sofi supo adaptarse bien a mí, era juguetona, así que no tenia problemas conmigo, de hecho todos mi vecinos de aquella época la conocían y jugaban con ella, era tan buena que siempre me esperaba cuando llegaba del colegio. Se volvió mi leal compañera, le contaba todo y era como si me entendiera cuando le hablaba, realmente fue la mejor época que viví y que recuerdo como si fuera ayer, son esas cosas que marcan tu vida para siempre.
Muchas veces buscar una solución para algún trauma con animales o en la vida cotidiana se vuelve tan engorroso , pero todo es más sencillo de lo que parece. Gracias a Sofi, y a mi familia, pude superar mis miedos y amar a los animales. Por eso, si alguien que conoces está pasando por algo parecido, o tú mism@ lo estás experimentando, te insto a que adoptes, son momentos en la vida que no pasarán en vano, lo recordarás por siempre.
Hay una frase que me gusta : " El perfecto amor hecha fuera todo temor ". Y es verdad, los animales están dispuestos a darnos mucho amor, cariño y hacer que el miedo se vaya de nuestras vidas, como lo hizo conmigo.