Aunque usted no lo crea, los gatos también pueden sufrir de obesidad. Si bien es cierto, en invierno son verdaderas estufas al momento de dormir, su salud se ve gravemente afectada, en esas condiciones de gordura. Mi gato el año pasado fue diagnosticado con obesidad. Era raro, porque yo encontraba que se veía tan tierno así. Pero comprendimos que primero estaba su salud y debíamos ayudarle a salir de ese estado. Y si tu gato está pasadito de peso, acá te enseñamos 5 cosas que debes saber sí o sí.
1. Son menos ágiles y se cansan rápido: ¿Has visto a las personas obesas subir una escalera? Claro, se cansan súper rápido y su respiración se acelera. Así mismo ocurre con los gatos obesos. Si bien es cierto, los mininos son activos y aman jugar, cuando están gordos prefieren pasar más tiempo acostados. Debes ser consciente de que al tener más peso en su cuerpo, ellos jugarán menos y se cansarán rápido. Evita exigirles mucho, esto puede dañar su corazón. Y si está en plan de dieta, consulta a su médico para que sepas las mejores formas de ejercitarlo.
2. Lo que le pongas para comer, come: Existen gatos muy mañosos a la hora de comer. Pero esto cambia cuando tenemos un gato obeso en casa. Son demasiado tentados y suelen consumir alimentos muchas veces al día. Ellos jamás dirán que no y se aparecerá en cada desayuno, almuerzo y once, para pedirte que algo le des. Si está con sobrepeso, vas a tener que medir su comida con bastante minuciosidad. No le compartas comida casera, cada vez que te lo pida. Aunque ponga esa carita que tanto te gusta. Piensa que es por su bien. Lo que yo hice, fue dejar una taza junto a su comida, de esta manera, siempre mido la cantidad de alimento que le estoy dando.
3. ¡Mucho sueño!: Normalmente, los gatos puedes llegar a dormir muchas horas al día. Es su naturaleza, pues si fuera por ellos, dormirían eternamente. Los gatos obesos suelen abusar de las horas de sueño, así es que notarás que pasa demasiadas horas descansando, sin hacer nada. Los gatos sin sobrepeso se mueven bastante y saltan por los techos como locos. Por lo tanto, si ves que duerme exageradamente, preocúpate, puede ser un signo inequívoco de obesidad gatuna.
4. Bienvenido al mal humor: Recuerdo perfecto cuando mi gato estaba pasado de peso. No quería nada de nada. Estaba tan, pero tan gruñón, que parecía un abuelo quejándose por todo. Yo lo llamaba, no venía. Le daba cariño, se iba pronto. En realidad, ponen a prueba nuestra paciencia y si eres su dueño, debes aprender a convivir con esa nueva forma de vida.
5. Sufren con las altas temperaturas: El invierno no es problema para ellos. Sus enormes capas de pelos lo protegen del frío y la lluvia. El problema viene en verano, porque el calor los agota, más todavía si son gorditos. Así es que si quieres que no sufra en esta estación del año, ayúdalo manteniéndole agua fresca. Y obvio que llevándolo al veterinario para que empiece una dieta ahora mismo.
Y tú, ¿tienes un gato obeso?