La agresividad que presentan los perros, -a estas alturas, comportamiento que parece no tener propósito en los perros domesticados- una vez tuvo fines muy necesarios para los canes, les servía para cazar, proteger su territorio y a otros miembros de la manada, etc. Para el perro moderno, la agresividad hacia la gente es aún el resultado de una amenaza real o percibida, y frecuentemente empeora, ya que humanos y perros naturalmente no hablan el mismo idioma.
Tú puedes claramente decirle a un perro, “¡Hola! Seamos amigos”. Pero él puede entender, “soy peligroso y busco dominarte”. Como en el ejemplo básico de un hombre que se acerca a un perro, lo mira a los ojos y le acaricia su cabeza, para el perro cada una de estas acciones significan confrontación y él puede reaccionar de acuerdo a eso. También puede suceder al revés, un perro puede pensar que está enviando mensajes claros de que quiere que retrocedas. Pero no significará nada si no puedes entender sus mensajes.
La causa de la agresividad nace de la ansiedad y miedo. De algo que no es familiar para nuestra mascota. Solo aparece y él interpreta como una amenaza. La genética de tu mascota puede tener un poco que ver en estas situaciones, ya que naturalmente algunas razas son más ansiosas que otras. Por otro lado, la falta de socialización es una parte muy importante. Exponer a tu mascota a muchos tipos de personas, animales, lugares, sonidos, entre otros, puede ayudar. Si tienes una mascota que cuando era cachorro se acostumbró a muchas situaciones y gente nueva, será mucho más probable que se tome las cosas con calma cuando sea un adulto.
El abuso es otro factor, un perro que ha sido abusado por un humano tendrá dificultades para confiar en otras personas. Castigar a un perro física y verbalmente solo aumentará el problema con más estrés y ansiedad, esto parece obvio pero nunca está de más mencionarlo. Para tratar el problema, si tu mascota muestra comportamiento agresivo, debes tomar cartas en el asunto tan pronto como te sea posible. Ignorar el problema, hará que se empeore. Un pequeño percance con amigos, familiares o extraños puede transformarse en una mala relación por mucho tiempo.
El proceso, conocido en algunas partes como desensitización, es el método más usado para tratar la agresión. Se trata de separar lo que gatilla la agresión de tu perro en componentes básicos y discretos. Un pequeño paso a la vez. Debes acompañar reforzamiento positivo, como cariños o premios, con lo que gatilla el estímulo, y así gradualmente establecer asociaciones placenteras entre los dos. Lograr esto de forma exitosa toma mucho tiempo y paciencia. Mientras tanto, trata de manipular el entorno de tu perro y no lo fuerces pasando el punto que él puede tolerar. Si por alguna razón no puede estar cerca de niños, debes tratarlo con cuidado y atención cuando esté cerca de ellos, o simplemente evitarlos. Los niños pueden actuar con miedo o tratar de acercarse muy emocionados a tu mascota y traspasar su zona de seguridad.
Recuerda que muchos adultos también tienen miedo o simplemente no les gustan los perros, tu perro podrá sentir el miedo o el enojo y eso lo hará sentir muy incómodo. Trata de ir paso a paso en su proceso, que, según la causa, puede ser largo. Amansar a un perrito agresivo puede parecer una tarea titánica, pero con amor y paciencia seguro obtendrás resultados a corto plazo. Si sientes que la situación te supera, consulta con tu veterinario, o si tienes la posibilidad, con un etólogo.