La historia de uno de mis perros es un poco triste, pero con un final feliz. A Fido lo abandonaron a los tres meses de nacido. Sólo era un niño cuando llegó, escuálido y desanimado, a pedir comida y caricias afuera de mi casa. Probablemente por ello fue que adquirió una personalidad sumisa ante la gente y otros perros.
Cuando lo integramos a mi familia, no tuvo la mejor acogida. Mis otras mascotas lo miraban con recelo y cada vez que tenían la oportunidad, le lanzaban mordiscos para espantarlo. A cada minuto le hacían saber que él no pertenecía ahí. Cada vez que Fido quería acercarse a la comida o corría a recibir cariño, mis otros perros frustraban sus deseos. Fue en ese momento en que me di cuenta que sufría bullying. ¿Tendría que darlo en adopción porque mis otras mascotas no lo aceptaban? ¿Cómo detener la situación? ¿Debía castigar a mis otros perros? ¿Separarlos? Por suerte google y mis amigos doglover me ayudaron a contrarrestar esta problemática, por lo tanto, no tuve que acudir a ninguna idea desesperada. Así que si ustedes están pasando por una situación similar les tengo un par de tips para lidiar con ello.
En primer lugar, es necesario saber si realmente tu perro está sufriendo bullying. Esto es posible determinarlo si es que la agresividad es direccional. Es decir, si un perro tiene el rol de atacante y el otro sólo responde de forma sumisa.
Cuando ya hayas determinado que tu mascota es víctima de bullying, puedes comenzar a tomar medidas. Pero ojo, acciones como regañar al victimario no es la solución y sólo empeorará el problema. Les contaré porqué.
La mayoría de las veces, las situaciones de agresividad derivan de un quiebre en la jerarquización de una manada. Es decir, existen animales que son líderes dentro de una manada y, por ende, gozan de ciertos privilegios. Cuando estos líderes ven amenazado su rol surge la agresividad, situación que desorganiza la manada. Es por ello, que nosotros no debemos quebrar esta estructura, pues aunque pueda parecernos injusta así funciona el reino animal. Y si lo pensamos bien, así funcionamos nosotros como sociedad. Recuerdo que lo que yo erróneamente hacía para evitar el bullying hacia Fido era castigar a mis otros perros, sin darme cuenta que al final estaba logrando el efecto contrario, pues mis otros perros no sólo no dejaban de molestar a Fido, sino que intensificaban su agresividad. Así que la regla número uno para evitar relaciones poco sanas entre nuestras mascotas es no interferir en la organización de la manada. Por ejemplo, si vas a alimentar o saludar a tus animales, hazlo por orden jerárquico.
Sin embargo, esto no quita que debas seguir fomentando el respeto entre todas las mascotas de tu hogar. Enséñales a convivir juntas. Una idea para promover el buen ambiente entre los integrantes, especialmente con aquellos animales que podrían sufrir bullying, es sacarlos a pasear o realizar actividades de recreación en conjunto. Esto los estimulará y les ayudará a generar confianza. Yo hice esto, al menos tres veces por semana y créanme que ayudó bastante a mis mascotas a relacionarse y conocerse.
Finalmente, una buena decisión es esterilizar a tus mascotas. Pues esto no sólo ayuda a disminuir las probabilidades de sigan naciendo animales sin un futuro asegurado, sino que también reducirá el nivel de hormonas masculinas que son las responsables de la agresividad y territorialidad extrema en machos. Actualmente todos mis perros están esterilizados y esto también ha fomentado a generar una relación mucho más amena entre todos los integrantes de mi familia. Lo mejor de todo es que ahora mis perros aceptan a Fido como un miembro más de la manada.
¿Y tú has tenido una mascota víctima de Bullying?