La verdad es que desde hace tiempo tenía ganas de tener contacto cercano con pajaritos, pero jamás se me había dado la oportunidad. En mi familia afortunadamente jamás nadie tuvo pajaritos en jaulas, por lo tanto para mí también es algo inconcebible, y en mi vida en el sur sí vi todo tipo de aves, pero nunca pensé que alguna se acercaría y menos que considerara mi casa como la suya sin tenerlo encerrado. Pensaba que tendría que conformarme con verlos por ahí volando y con suerte podría darle miguitas de pan a las palomas en algún parque, ya que creía no tener los conocimientos necesarios y pensaba que sería muy engorroso, ya que veo que en general son muy desconfiados.
Así fue como a pesar de tener la certeza de que los pajaritos jamás se acercarían a la ventana de mi departamento en Santiago, donde vivo ahora, quise intentar. Resulta que había comprado alpiste para hacerme leche vegetal de este grano, pero al final terminé guardándolo pues nunca me animé a hacer la leche. En un viaje a Pucón con unos amigos en el otoño de este año, estuvimos en el departamento en un tercer piso donde habían muchos de los que nuestros amigos llamaban “aguilines” (más tarde comprobamos que se trataba de tiuques), y les dejábamos comida en la terraza, migas de pan y restos del asado que mis amigos habían comido. ¡Se llenó la terraza de tiuques, fue genial!. Eso me entusiasmó mucho, y decidí probar en mi casa. Dejé alpiste en mi ventana, y poco a poco comenzó a llegar una tortolita. Hoy en día tengo tres tórtolas de visita frecuente (con frecuente me refiero a varias veces al día, a ellos les encanta estar ahí) y dos chincoles (pajaritos pequeños parecidos a los gorriones). Les puse un macetero colgante para que se posaran, mucho alpiste a diario, y con eso les basta, les hablo y me miran, es obvio que me reconocen. Aún no puedo acercarme tanto, pero creo que es cosa de tiempo.
Más fácil todavía sería atraer pajaritos para alguien que tenga patio, o al menos un balcón o terraza en el departamento, pues se cuenta con más espacio donde ellos pueden anidar y vivir. Los pajaritos con su presencia alegran la vida, no es necesario tenerlos enjaulados sufriendo, es una crueldad para un animal que nació para ser libre y volar. Disfrutemos de la visita de estos amiguitos alados dejándoles su comida preferida y un pocillo con agua, para esto, estudia qué aves hay cerca de donde vives y cuál es el alimento adecuado para cada tipo. Busca un comedero bonito y verás como poco a poco comienzan a acercarse.