Cuando adoptamos un perro o gato nos preocupamos de contar con todo lo necesario para llevar a cabo sus cuidados y así mantener su salud en buen estado. La tenencia responsable de mascota implica respetarlos, quererlos y cumplir con sus necesidades frente a complicaciones de salud o enfermedades.
La diabetes mellitus se debe a una falta de insulina, debido a que el páncreas, específicamente las células beta dejan de producir esta sustancia que es fundamental para que las células de su organismo tomen la glucosa de los alimentos que ingieren para su energía. Si esto no sucede, el nivel de glucosa en el torrente sanguíneo aumenta.
Ahora, ¿cómo saber si tu perro o gato tiene diabetes? Tienes que estar atento a algunas señales que pueden indicar que padece de esta enfermedad: comienzan a presentar abundante sed, orina frecuentemente, presenta problemas de visión y aumento del apetito.
En los canes hay probabilidades de que pierdan su visión a raíz de una acumulación de agua en el cristalino del globo ocular dejando el ojo blanco. Una vez que aparecen las cataratas este problema no se puede revertir. Lo importante es cuidar de él sobre todo cuando presenta problemas de visión, asimismo, ayudarlo para que no tengas dificultades de desplazamiento al interior de la casa.
Los gatos presentan debilidad muscular por una neuropatía. Los felinos se caracterizan por ser ágiles, activos e inquietos, sin embargo, un gato con diabetes se verá más cansado, débil y torpe. Adoptará una forma diferente al caminar llamada postura pantíglota (se apoya en las articulaciones, corvejones, de sus patas traseras tocando el suelo).
El tratamiento para la diabetes mellitus no complicada dependerá de las necesidades de insulina que requiera el animal, y para ello es importante que lo determine un médico veterinario. Además, le indicará un régimen de ejercicios y una dieta alimenticia.
En caso de que el animal presente diabetes mellitus complicada es por una condición grave por falta de insulina (cetoácidosis diabética). Los síntomas son la disminución del apetito, vómito, diarrea, respiración rápida, letargia y deshidratación debido a que el animal usa su grasa como fuente de energía. La terapia en estos casos es con insulina y bicarbonato para disminuir la producción de cetoacidos.
Si bien la diabetes es una enfermedad sileciosa y sin cura, se puede tratar si es diagnosticada a tiempo. Si tienes dudas, consulta con tu médico veterinario para saber cómo actuar y mantener controlada el nivel de glucosa de tu mascota.
Imagen CC Mario Sánchez Prada