En algún momento tuve una vecina que le encantaba "coleccionar" gatos, y digo coleccionar, porque realmente los acumulaba casi por costumbre. Esto pasaba, porque las gatas quedaban preñadas y las crías sobrevivientes seguían reproduciéndose. Eran más de 15 felinos, o eso estimé.
El problema obviamente se hizo evidente con el tiempo. Los olores gatunos, la falta de comida y las constantes riñas comenzaron a repetirse cada día. Se escuchaba maullar a los felinos toda la noche, cortejándose unos a los otros o peleando por un pedacito de alimento. Pese a que la situación me causaba tristeza, no podía hacer mucho; mi vecina era muy agresiva y le molestaba que tocaran a sus peludos y hambrientos animales.
Y bien, llegó el día en que con mi familia no aguantamos más. Cuatro pequeños gatitos, como de 1 ó 2 meses, maullaban sobre el techo del primer piso de mi casa y se asomaban por la ventana del segundo. No sé cómo llegó ese cuarteto de delgados gatos al tejado, estaban gastados y eran muy salvajes.
Les dimos algo de comida y se lanzaron como si nunca se hubiesen alimentado. Por un momento no me importó mi vecina y les acomodamos un espacio en el patio, aunque se resistían, volvían a la caja cuando veían el alimento.
En la noche oímos que los felinos comenzaron a maullar en un coro muy alto. Así fue toda la madrugada, hasta que de pronto comenzaron a callar. Cuando ya había amanecido fuimos a verlos en su cajita y no había ninguno. Parecía imposible que hubiesen escapado de ahí, la única salida era una pequeña ventana, casi tocando el techo.
Al día siguiente volvieron a aparecer los cuatro y retornamos el labor de alimentarlos y acomodarlos en la cajita. Durante la noche comenzó la misma melodía gatuna, y nuevamente empezaron a callar. Bajé a eso de las 3 de la madrugada y descubrí la razón: una gata - obviamente su madre - los mordía del lomo y se los llevaba uno a uno.
Puesto que esta situación era más complicada de lo que imaginamos, fuimos donde mi vecina a "raptar" a la gata para que se quedaran todos juntos en mi casa. Lamentablemente, nunca la encontramos a ella ni a los pequeños gatos, tampoco volvieron a aparecer.
Imagen CC Broc