Los perros y los gatos son animales predadores por naturaleza y su devoción les estimula a atosigar a otras especies. Es usual que los gatos ataquen a los ratones, pájaros, moscas, etc y que los perros realicen lo mismo con los gatos.
Su impresión biológica les asevera que es una presa que deben oprimir, donde la prioridad es obtener alimento para su subsistencia.
¿Cómo lograr una convivencia entre éstas dos especies?
Hay que partir de la base que tenemos que ser conscientes de las diferencias. En el caso de los perros pueden ser viables de educar, mientras que en los gatos un poquito menos. Los felinos son más separados del amo y se entretienen sin provocar problemas.
Estos dos animales pueden observarse con desmedro, ya que son muy diferentes entre si. Si los preparamos desde cachorros a su recíproca presencia y los educamos para que vivan juntos, la armonía será sin dificultades.
Acabarán dándose cuenta que no es necesario cazar para sobrevivir y que su relación con otras especies puede ser diferente.
Cuando un perro ve a un gato desconocido lo ataca inmediatamente. El felino especula qué realizar, si hacerle frente o arrancar. El perro pone sus orejas tiesas y se queda expectante ante las reacciones. Si se inicia la pelea el gato expresa un sonido particular. Un gato intrépido se lanza al rostro del enemigo, llegando a provocarle graves lesiones en los ojos.
Si están en el mismo territorio y les proporcionamos las cosas con relaciones tempranas concluirán haciéndose amigos. Si el perro es joven no habrá problemas de adaptación.
Finalmente es importante que siempre tengan sus lugares para comer y para dormir y donde puedan cobijarse en momentos de agobio.
Como el perro y el gato
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Mascotadictos