Ayer les comentábamos lo sensible que es el oído del perro, capaz de percibir sonidos tenues y lejanos. Veíamos cómo las campanillas y cascabeles podían producirle dolor. ¡Imaginen lo que ocurre con los fuegos artificiales! En sus oídos, el fuerte sonido del festival pirotécnico repercute aumentado, provocándole angustia, palpitaciones, taquicardia ...
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