Todo veterinario te explicará que tu perrito se sacude y estira después del sueño o el baño porque responde a un instinto natural que se remonta, según la teoría evolutiva, a sus antepasados: los lobos. Esta hipótesis propone que los abuelos evolutivos del canino –o canis familiaris– debieron acostumbrarse a un hábitat frío, en plena era glacial, lo que los acostumbró a realizar acciones o maneras físicas que conservaran el calor.
El sacudir el cuerpo y los pelos además de desentumecer y tonificar los músculos, ayuda a la circulación de la sangre, mantenerse despabilado y con energía, perfecto si duermes a la intemperie, como lo hacía esta especie hace unos miles de años -tiempo en que se cree comenzaron a interactuar con el humano, quien terminaría domesticándolos.
El vivir en medio de la naturaleza además provoca que los animales se ensucien o se llenen de bichos y parásitos, por lo que este hábito funcionaría también como limpieza natural alternativa. Lo mismo si el pelaje se moja, pues de mantenerse húmedo podría afectar la salud del animal. A este reflejo se le denomina pandiculación o acción de desperezarse, y como verás tiene muchas funciones.
Aún así como dueño debes estar atento a cualquier señal física extraña que de tu perro, pues no es normal, por ejemplo, que sacuda constantemente la cabeza. Este accionar poco y nada tiene que ver con la pandiculación y puede ser provocado por una otitis, vasculitis ótica o hematomas en las orejas.
Ten en cuenta que tu peludo amigo tiene una anatomía especial, muy distinta a la nuestra. Tienen patas, no dedos como los nuestros o pulgares, lo que dificulta el que se rasquen ciertas partes del cuerpo. Lo mismo caminar sobre cuatro patas, pues viven más cerca del suelo y el polvo. Aún peor, por mucho que ladren jamás podrán explicarte lo que sienten o lo que les duele.
Teniendo estos factores en cuenta ¿aún se te hace rara esta costumbre? ¿Has notado cuándo lo hace tu perrito? Deja tu opinión en los comentarios.