Los perros ya están cada vez más aceptados por la familia, siendo parte importante de estos grupos que se dedican a cuidarlos, alimentarlos y entregarles todas la atenciones que necesitan estos simpáticos animales.
Un grupo de científicos de la Emory University de Estados Unidos, los que se han especializado en las capacidades cognitivas de los animales, sin importar la especie y raza, han entrenado 12 perros para que puedan quedarse quietos y así poder analizarlos en máquinas de resonancia magnéticas.
Una vez que los canes estaban amaestrados, pudieron medir las respuesta neurológicas que entregaban cuando sentían el olor de las personas y al de otros perros de la misma y diferentes razas, ya sean familiares o desconocidos.
Los investigadores pudieron concluir que el olor de los propietarios de los perros activa el ”centro de recompensa” en el cerebro, quedándose con el aroma que expelen las personas conocidas y queridas por ellos en desmedro de otros animales de su especie, a quienes no les tienen mucha confianza.
La Eotvos Lorand University de Budapest, también realizó un estudio, donde se evaluó la actividad cerebral de los perros cuando escuchan sonidos de personas y de otros canes, lo que provocó que tanto dueños y mascotas tuvieran una reacción parecida al momento de escuchar voces y ladridos, lo que demuestra la conexión entre ambos.
Cuando los sonidos emitidos por perros y dueños eran de felicidad, la reacción se encendía en la corteza auditiva, lo que pasó en el humano y el animal, dejando en evidencia el amor y la estrecha relación de ambas especies que pueden ser los mejores amigos.
Entre otros resultados que las investigaciones arrojaron, los perros tienen una muy buen relación afectiva y recíproca con sus amos, además que se sienten una parte fundamental del núcleo familiar, en quienes confían más que en otros animales de su especie.