¿Alguna vez viste una pareja de amigos de esos que parece no pegar ni con pegamento? ¿Con gustos y orígenes distintos y que parece que lo único que los une es el simple placer de pasar tiempo juntos? Pues eso también pasa en el mundo animal y la historia de un pájaro y un perro, por inusual que parezca, es un buen ejemplo de esto.
Si colocas las palabras "pájaro" y "perro" juntas en Google, los resultados que encontraras, no son agradables: "mi perro se comió un pájaro", "¿es normal que un perro mate a un pájaro?", "perros comiendo pájaros" son los primeros títulos que salen a la vista. De hecho, en la página birdsnways.com comentan que no hay una raza de perros que sea especialmente buena con pájaros. Pero esta nota no tiene nada de sangrienta.
The Dodo nos cuenta la historia de este perro y su amigo plumado quienes llevan juntos años. Melissa Gill es la dueña de esta inusual pareja. Primero adoptó a Jackson, un perro mestizo mezcla de shetland sheepdog con keeshond y un año después le dio cobijo a Bird Noir, un loro enmascarado de 10 años. Y aunque parecía la pareja más dispar del planeta, el vínculo entre ellos se volvió fuerte y peculiar. Ya llevan seis años juntos y el amor que se tienen es indudable.
"No recuerdo cuándo empezó la amistad" comenta Melissa a The Dodo. "Un día los descubrí pasando el tiempo juntos. Todos los días Bird Noir sale de la jaula y se pone al lado de Jackson, en su camita o al lado de sus pies. A veces hace un nidito en el mismo pelaje de Jackson.
Y muchas veces Jackson lleva a Bird Noir encima por toda la casa. De ahí que parece que el loro estuviese cabalgando al perro, como jinete experto.
Otro detalle divertido es que Bird Noir hasta baila de vez en cuando, en forma de agradecimiento hacia su amigo de cuatro patas. Y es que este pajarito tiene suerte, porque siempre tiene a su disposición esta silla/transporte peluda y llena de amor.
Tanto para Melissa como para su esposo les parece importante adoptar y recalcan la importancia de darle cobijo a esos animalitos que no tienen hogar. Bird Noir fue un regalo para una señora que no tuvo el tiempo de cuidarlo y Jackson vino de un refugio en Batlle Gorund, Indiana, donde antes vivía la pareja.
Melissa recuerda que Jackson fue encontrado en los bosques del lugar, según le comentaron en el refugio. Comenta que se le parte el corazón con sólo pensarlo, porque es un perrito muy social que ama a las personas. No se imagina que haya huido o que lo hayan abandonado sus antiguos dueños.
Ya Jackson había tenido algunos encuentros con "plumados" porque Melissa tenía gallinas con las que el perro se las llevaba muy bien. Gill quería asegurarse que Bird Noir y Jackson hicieran vínculo cuando lo llevó a la casa y efectivamente los dos congeniaron. Ahora son amigos realmente inseparables.
Vía thedodo.com