Un manatí de aproximadamente dos meses fue encontrado solo y débil en un tramo de río cercano a la ciudad de Pesqueiro, en el corazón del amazonas brasileño. Los manatíes amazónicos solo habitan aguas dulces y pueden encontrarse en ríos, lagunas y lagos. En ocasiones viven en cuerpos de agua muy pequeños que se secan y quedan atrapados, sin posibilidad de trasladarse a zonas más seguras, perdiendo así la vida.
El período de gestación de un manatí es de 12 meses y una vez que nace, debe ser amamantado por su madre hasta casi los dos años de edad, por lo tanto, las posibilidades de este pequeño de sobrevivir eran muy bajas, pero afortunadamente fue salvado a tiempo por rescatistas del Instituto de Protección Ambiental del Amazonas, que lo alimentaron con una leche especialmente formulada a través de una mamadera, para ayudarlo a recuperar sus fuerzas.
Existen muchos peligros que acechan a los manatíes bebés, como cocodrilos y tiburones que comparten sus hábitats naturales, además están expuestos a ser golpeados por barcos, y comer plástico o hilos de pescar por error.
El estado de conservación del manatí amazónico es vulnerable. Esta especie sufre la constante amenaza de la caza ilegal, las redes de pesca que quedan libres en el mar, y la destrucción de su hábitat.
El pequeño manatí fue trasladado al Instituto Nacional de Investigación de la Amazonía, y su vida está en muy buenas manos. Sus cuidadores esperan devolverlo a la naturaleza, una vez que sea suficientemente grande para cuidar de si mismo.