Si hay algo que me da mucha rabia en la vida es la cosificación de los seres vivos. Los perros han sido nuestros compañeros desde que nos adaptamos mutuamente en una simbiosis de amor y trabajo. El problema es que muchas veces ésta relación no es pareja, hay ciertos aspectos oscuros del ser humano que los perros no llegan ni a comprender. Un perro que ha sido amado y cuidado nunca abandonará a su humano (nadie es amo de nadie), sin embargo, por algún motivo los seres humanos no hemos llegado a ese nivel de entrega que tienen nuestros peludos amigos.
Este es el caso de King, un perro de Carolina del Norte, E.E.U.U, que ha sido abandonado en reiteradas ocasiones desde que su dueño original decidió que simplemente ya no quería tener a King, así como quien dice que se aburrió de una cortina.
Como se pude ver en el video, King se aferra a lo que le parece familiar, su manta favorita cuando necesita reconfortarse. Es sobrecogedor verlo refugiarse en lo único que parece pertenecerle, y lo único que parece confortarlo.
King fue dejado en la perrera del vecindario, aún incluso cuando se le anunció a este intento de persona que el perro sería sacrificado.
Por suerte King fue adoptado por un grupo de rescate, con lo que podría haber terminado ésta historia de sufrimiento, pero no fue así. Una mujer lo adoptó, pero luego su marido decidió que King “daba miedo” como algún cuadro de Giger, lo intentaron “devolver” a la perrera. Ésta estaba cerrada, por lo que decidieron dejarlo encadenado afuera para sacarse el cacho.
El grupo de rescate nuevamente fue alertado de ésta situación, por lo que se buscó una nueva familia para King. ¿Qué pasó? ésta familia no sabía que había una prohibición para tener perros en su hogar, por lo que nuevamente fue abandonado.
Esta vez King estuvo dos meses en un centro de cuidado para animales mientras se encontraba algo permanente para este sufrido perro. Ahí fue cuando la rescatista de perros, Roberta Sá Griner lo encontró.
“Empecé a cuidarlo, y él era un muy buen compañero”, dijó Griner a The Dodo. “Él estuvo conmigo por tres meses, luego una mujer lo adoptó. Ella lo tuvo por poco menos de un año. Luego se contactó conmigo para decirme que ya no lo quería”.
Luego de todas estos abandonos y con el corazón roto, King no daba más. No quería estar en un centro de acogida. Al parecer no tuvo otra opción y solo luego de unos meses fue adoptado por una familia. Adivinen. La familia lo devolvió solo unos meses más tarde, diciendo que no podían mantenerlo.
Hace pocos días King se mudó nuevamente al lugar de Griner. King tiene el corazón en mil pedazos.
Lo peor de todo es que King es un perro fenomenal, según dice Griner. Su ansiedad es evidente luego de todos los abandonos, tiene un buen comportamiento, dice la rescatista. King solamente está esperando que lleguen personas a amarlo y no más insensibles a abandonarlo.
Luego de ver el caso de King y el de muchos otros animales a lo ancho del globo, me quedo pensando ¿cómo es posible que el ser humano se desprenda tan antipaticamente de otro ser vivo al nivel de cosificarlo y tirarlo cual basura fuera?. Además, creo que sería bueno analizar los parámetros que tienen instituciones de rescate animal para designar amos para estos sufridos animales, a veces el remedio puede ser peor que la cura.