Entre los lugares más profundos de los bosques de Venezuela, Guyana, Surinam y Brasil -y otras zonas selváticas de América del Sur- existe un particular y llamativo simio de rostro blanco y cuerpo negro: Mono Saki. Con una altura que varía entre los 30 y 50 centímetros, y un peso entre 2 y 4 kilogramos, este ejemplar primate suele alimentarse de frutos secos, frutas e insectos al igual que la mayoría de los monos.
Una característica que hace del Mono Saki un animal particular, además de su rostro color crema, es que es el macho quien cuida de las crías y permanece esperando a que la madre retorne de su recolección de alimento. La hembra -además- es quien se encarga de cuidar el refugio y enfrentarse con animales que amenacen la tranquilidad de su familia. Los "bebés" de este simio llegan a su independencia cuando cumplen los 6 meses de edad.
Para identificar el sexo del mono, es importante guiarse por el color de su cara: la de ella tiene tonalidades "doradas", mientras los machos tienen manchas rojizas en esta misma zona. Este animal que vive en grupos de 2 a 5 monos, ama los climas húmedos y vivir en la copa de árboles muy altos. Es esta costumbre la que hace que sea muy difícil capturar una imagen de ellos o verlos desplazándose a la altura del suelo.
Los monos Saki suelen tener una personalidad muy tranquila y familiar, y gustan desenvolverse en ambientes rodeados por sus parientes. Si bien son muy tímidos, no dudarán en atacar -y aullar muy fuerte- a cualquier ser que viole su "sagrada" intimidad.
Finalmente la esperanza de vida de este fraternal primate se puede extender hasta los 20 años si están sanos o viven en un zoológico, mientras que en libertad suelen vivir 14 ó 15 años.