Negrillo, la mascota de mi vecindario, es un felino bastante particular.
Nació hace unos meses afuera de una casa deshabitada donde solía vivir una pareja de ancianitos que lamentablemente fallecieron, dejando a la gata, su madre, sola y sin comida. Personalmente, le fui a dar comida varias veces, y cuando no podía, alguien más lo hacía. De pronto quedó preñada y tuvo a Negrillo, un solo gatito que de un día para otro abandonó.
En mi comunidad decidimos entre todos ayudarlo a sobrevivir, y rápidamente Negrillo se fue encariñando con la mayoría de los miembros de mi vecindario. Se convirtió en parte de nuestro barrio, en un vecino más.
Un día nos empezamos a dar cuenta de que distintas cosas se estaban perdiendo de nuestras casas, cosas como guantes, pequeñas prendas de ropa (en especial calcetines) y otros objetos. Al volverse esto recurrente, algunos vecinos empezaron a pegar carteles en las calles, buscando al supuesto responsable.
Pero no pasó mucho tiempo sin que nos diéramos cuenta de donde estaban nuestras cosas, ¡Bajo el tronco de un antiguo árbol que hay en la comunidad, y quien más sino Negrillo las estaba llevando hacia ese lugar! Lo descubrimos en pleno acto, una noche en que decidimos quedarnos ahí esperando al responsable, y sin más, llegó arrastrando dificultosamente una sandalia estilo Condorito hacia ese escondite.
Nadie se enojó con el gato por supuesto, por el contrario, el hecho se convirtió en un verdadero chiste, y desde entonces, cada vez que algo se nos pierde, sabemos que está en el árbol, el escondite del ratero Negrillo. Al lado del objeto extraviado, suele estar Negrillo, con sus largos bigotes y su rostro inocente ¡Quién podría adivinar las andanzas de este pequeño felino!