Ese día estaba en la casa de mi pololo, en Puente Alto, era Domingo y salimos tempranito a buscar algo de comer porque teníamos mucha hambre. A una cuadra de llegar a la feria escuchamos un maullido, ambos nos miramos y empezamos a buscar de dónde venía. Nos encontramos con una pequeña gatita, por suerte se notaba que tenía más de 2 meses y estaba detrás de una planta para refugiarse del horrible calor que hacía.
Al verla me dio mucha pena, estaba sola, no había rastros de la mamá y/o hermanitos, pensé que lo más probable es que la hayan dejado botada, ya que no era precisamente el modelo de belleza gatuna que suelen mostrar en la televisión o publicidades, pero era una gatita cariñosa y necesitaba ayuda. Yo vivo en departamento y multan a las personas con animales porque una de las reglas para vivir ahí es no tenerlos, y mi pololo ya tenía 2 gatos y un perro, era muy complicado llevárnosla, pero somos blanditos de corazón y no podíamos dejarla ahí, después de conversar un poco y decidimos llevarla a casa y, aprovechando que íbamos a la feria, pasamos a comprar alimento para gatitos pequeños (que comúnmente es más barato).
Cuando llegamos a la casa, los gatos de mi pololo estaban algo celosos, ya que dejaron de tomar el agua del pocillo del que tomó la gatita nueva, estaban distantes, salían y no volvían a la casa después de largas horas, estábamos preocupados, pero no dejaríamos a la gatita afuera. El mismo día que la recogimos, le sacamos algunas fotos para darla en adopción lo más pronto posible, ya que habíamos comprado alimento para tenerla unos días, pero no podíamos quedárnosla.
Pasó una semana y preguntaban por ella, pero nadie se mostraba realmente interesado/a, hasta a la semana siguiente, estábamos listos para ir a la plaza de Puente Alto a una jornada de adopción. Mi suegra le tejió un pequeño collar para ponerla bonita, y cuando caminábamos a la micro con ella, se nos acercó una señora con su hijo, miraba mucho la cajita en la que la llevábamos hasta que nos preguntó "¿La regalan?" y nosotros le empezamos a contar todo lo que había pasado, y ella nos dijo que la quería, que estaban pensando adoptar un gatito o perrito, pero no se había dado la instancia, cuando se la mostró a su hijo, vimos que el niño estaba muy feliz y nos inspiró toda la confianza del mundo.
Sabemos que tuvimos suerte, porque muchas veces las personas recogen animales y al no lograr encontrarles un hogar prontamente, el alimento escasea o simplemente no hay dinero para mantenerlos y deciden devolverlos a la calle. Creo que hay que pensarlo muy bien antes de llevar a un pequeño a casa, porque ese gatito se encariñará y volver a la calle debe ser mucho sufrimiento, pero sí pienso que todos podemos aportar con un granito de arena para ayudar a estos animalitos que quedan sin hogar sin tener que llevarlos a casa, dándoles agua fresca, sobretodo en este tiempo de calor insoportable, ofreciéndoles un poco de comida y cariño. Y si tienen suerte como nosotros, no pasará mucho tiempo antes que alguien quiera adoptar al animalito que tu has rescatado.