El circo fue por mucho tiempo visto como uno de los panoramas obligados, especialmente para los más pequeños. Los niños gozábamos de ver a los payasos, los trapecistas y los animales haciendo piruetas increíbles que nos dejaban con la boca abierta. Nos maravillaba ver como el león podía saltar ese aro de fuego, o el elefante se paraba en dos patas, teníamos a los animalitos tan cerca, y se veían tan humanos, que nos fascinaba. Pero como eramos pequeños, no sabíamos qué había detrás del espectáculo del circo. Y nuestros padres tampoco tenían la culpa, pues en aquellos tiempos todavía no existía mucha información al respecto, no había internet y no había tampoco mucha conciencia respecto al sufrimiento animal. Hoy sí.
Ella se siente tan sola, que se agarra su propia cola. Los animales salvajes pertenecen a su hábitat.
Países como Finlandia, Suecia, Grecia, Singapur, Costa Rica o la India han prohibido total o parcialmente los espectáculos con animales. También se ha prohibido en algunos estados de Estados Unidos. Y Sudamérica tampoco se queda atrás: en Bolivia y en Buenos Aires también está prohibido. Pero aunque la cantidad de circos con animales se ha reducido, aún no hay legislación al respecto en nuestro país, y la gente ignora lo que se esconde tras estos supuestos "divertidos espectáculos".
Elefante bebé siendo entrenado desde pequeño para doblegar su voluntad y obedecer órdenes en base al castigo.
¿Recuerdan a la elefanta Ramba? Ramba "pertenecía" al famoso circo de Los Tachuelas, y por mucho tiempo participó en las funciones de este circo, hasta que la gente comenzó a sospechar maltrato hacia la elefanta, de parte de integrantes del circo. Ramba se encontraba en orden de decomiso en el año 1998, año en que Maluenda la adquirió para el circo. El dueño anterior la tuvo por 10 años y la vendió, a pesar de la orden de incautación del SAG. La organización Ecópolis estuvo a cargo de la investigación inicial debido a las sospechas que tenían respecto a los cuidados de la elefanta. Según se relata en The Clinic "Dentro de los maltratos acreditados por los peritos, está la falta de cuidado podal, conductas estereotipadas de estrés como el “baile del oso” que corresponde a un vaivén permanente por más de 10 minutos, agarofobia, su reclusión en un lugar no apto y reducido (no podía caminar por el lugar), no tenía estímulos ambientales ni sociales, tampoco podía descansar ni dormir. La elefanta tampoco contaba con la calefacción adecuada. “La policía fue más de 15 veces y nunca encontró calefacción adecuada” según cuenta Alma Sánchez, abogada de la ONG Ecópolis. Luego vinieron las protestas de parte de animalistas, quienes muchas veces acusaron ser atacados e incluso heridos por miembros del circo cuando se juntaban a protestar por la liberación de Ramba.
El año 2010 los Tachuela "jubilaron" a Ramba por su edad, pero continuó viviendo en condiciones no aptas para ella. El mayor santuario de elefantes del mundo le tenía un cupo reservado, pero esto nunca se concretó, y finalmente les fue incautada la elefanta y trasladada al Parque Safari en Rancagua. Esto, gracias a que la ONG recibiera el fallo de la Contraloría General de la República, en el cual se indicaba que el SAG no habría actuado conforme la ley, al permitir que la elefanta estuviera bajo custodia de los Tachuela, quienes a su vez habían infringido la ley al comprar una elefanta decomisada.
Ramba en el Parque Safari de Rancagua.
El año 2013, Joaquín Maluenda, del circo de los Tachuelas, fue condenado a 100 días de presidio menor y pagar una multa de 10 UTM por los maltratos recibidos por la elefanta, quien durante 14 años estuvo bajo su "cuidado", años en los cuales fue golpeada y abandonada en términos de salud. Un fallo sin precedentes en la historia de nuestro país.
El show NO debe continuar.
Eso fue lo que sucedió con Ramba. Pero todos hemos visto como muchos circos llevan de ciudad en ciudad jaulas pequeñísimas en las cuales mantienen cautivos a leones, tigres, osos, y otros animales salvajes, en condiciones terribles, sometidos al calor o al frío, a la falta de espacio, falta de estímulos, negligencia en términos de salud o alimentación, golpes y stress, y un largo etcétera.
Y esto es lo que sucede cuando abusamos de los animales, y los sometemos a un trato indigno. No es que ellos se vuelvan salvajes, ellos SON animales salvajes y deben estar en su hábitat. Cuando no se respeta la naturaleza de cada animal, suceden hechos como el que vemos a continuación, es el caso del "día de furia" del elefante Tyke. Su último día.
Los animales no son payasos. No apoyes el maltrato animal. No vayas a circos con animales.
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