Conocido científicamente como Cryptoprocta ferox, es un mamífero que habita en la isla de Madagascar. Se le considera un animal raro, debido a su forma de vida y cuerpo particular, que habitualmente lo hace ser confundido con un felino.
Es que a simple vista, es una perfecta mezcla entre canino y felino. Con una longitud total que bordea los 2 metros, más sus 12 kilos de peso; tiene un cuerpo esbelto, un hocico y un color rojizo que recuerda a los perros. Así también, unas garras retráctiles y afilados dientes, que se asimilan mucho a los que tienen los gatos.
Sin embargo, el parecido con esas especies es sólo en apariencia, ya que este animal pertenece a una familia muy distinta: la Eupleridae, un grupo de carnívoros, que también integran otros parientes famosos. Entre ellos, uno que justamente no guarda semejanza física con él, la mangosta.
Gracias a que es el mamífero más grande, la fosa es también el principal depredador de Madagascar. Su dieta es tan variada, que se alimenta de reptiles, anfibios, aves, insectos; pero por sobre todo, de lémures. Para cazar, le resulta muy útil su larga cola, y la agilidad con la que se desplaza por los árboles.
Además de sus características físicas, este ser vivo también es peculiar por sus hábitos de vida. Se le reconoce como muy esquivo y solitario, ya que es reacio a quedarse en un sólo lugar para estar con el resto de la fauna. Y es que divide su estancia entre la tierra y los árboles, y está activo tanto de noche como de día.
Lamentablemente, la fosa es una especie en peligro de extinción, debido a la destrucción de su hábitat natural. Se estima que actualmente se conserva sólo el 10% de la selva original de Madagascar. Y es que la tala de árboles y los incendios forestales, se han encargado de acabar con gran parte del paisaje del lugar.