El ciervo gigante o alce irlandés fue la especie de ciervo más grande que ha habitado la tierra, alcanzando un tamaño de 2.1 metros desde su pezuña hasta su lomo y con una impresionante cornamenta que medía hasta 3.65 metros de extremo a extremo. Su nombre científico es Megaloceros giganteus, vivió en el Pleistoceno junto a los hombres primitivos y se extinguió aproximadamente hace 7.700 años, según la datación de carbono 14 de los fósiles encontrados en Europa, Asia y África.
Los restos orgánicos encontrados en sus dientes indican que se alimentaba principalmente de pasto, y esto concuerda con que los fósiles mejor conservados de este espécimen, se hayan encontrados en sedimentos lacustres y turberas de Irlanda, ya que después de la Era glaciar, este país tenía bastos campos de pasto ideales para que el ciervo gigante pudiera desarrollarse. Esto dio lugar también a que lo llamaran alce irlandés, a pesar de que no pertenece a la familia de los alces.
Este animal en su edad adulta pesaba entre 540 y 700 kilogramos, de los cuales aproximadamente 40 pertenecían a su cornamenta. Las vértebras de su cuello eran largas y robustas para sostener el peso de su cabeza y cuernos, y las vértebras de su lomo tenían grandes puntas que servían como inserción, para ligamentos que iban hasta el cuello y lo "anclaban" a la espalda. Este diseño anatómico le permitía soportar las grandes fuerzas que experimentaba al realizar cualquier movimiento con su cabeza. Además tenía un corazón y pulmones enormes, para suplir las necesidades de oxígeno y flujo sanguíneo que demandaba su musculatura.
La forma de su cornamenta le brindaba protección y lo armaba para enfrentar a sus pares en busca del apareamiento. El macho alfa era quien tenía la cornamenta de mayor tamaño, y es por esto que la selección sexual se encargaba de que los genes para cuernos gigantes, se mantuvieran entre generaciones.
Su extinción fue muy extraña, porque vivía en un período en que la tierra estaba experimentando cambios climáticos favorables para su especie, dado que la Era del hielo había terminado. Sin embargo, investigaciones realizadas por Geólogos demuestran que Irlanda pasó por una ola de frío luego del fin de la Era del hielo, que se debió a que los glaciares comenzaron a derretirse y las frías aguas llegaron al Océano Pacífico, enfriándolo en aproximadamente 8° bajo su temperatura normal. Irlanda perdió su ambiente cálido y los campos de pasto sucumbieron bajo la nieve. Sin alimento, los ciervos de mayor tamaño morían al no poder suplir sus necesidades alimenticias y los más pequeños sobrevivían con mucha dificultad.
En busca de condiciones aptas para vivir, los ciervos gigantes migraron hacia otros países, separándose en grupos muy pequeños que no pudieron experimentar la evolución genética necesaria para adaptarse a sus nuevos hábitats y se extinguieron de forma definitiva.
Hoy en día existen múltiples esqueletos completos en los diferentes museos del mundo, que prueban que este majestuoso animal estuvo vivo y dominó los campos de Irlanda durante muchos años.