La maldad del ser humano no tiene límites, tristemente lo venimos comprobando a diario, con dolorosas noticias de asesinatos, abandonos, maltrato, violencia. Pero lo que a mi personalmente me cuesta más aún entender, es hacer daño por gusto. Eso podemos dejárselo tal vez a los niños, que son curiosos y están explorando el mundo, pero una adulta, como esta mujer, que da vuelta un pocillo con agua sin motivo, me parece francamente perverso. Un pocillo puesto para refrescar a los perros que caminan cuadras y cuadras buscando una fuente de agua, derramado por una persona sin sentimientos.
¿Qué nos pasa como sociedad? ¿Existe realmente la maldad, o es sólo locura, problemas mentales? ¿Vivimos en un mundo donde existe el "bien y el mal" por igual, como el yin y el yang? Y si es así, ¿Por qué? ¿Por qué los animales tienen que sufrir, si son inocentes? Son preguntas que probablemente muchos nos hemos hecho, y para las cuales no parece haber respuesta. Lo que sí está claro es que quienes estamos conscientes de esto debemos siempre intentar contrarrestar lo malo del mundo con buenas acciones, con una sonrisa, con una actitud amable y una disposición permanente a ayudar a quien lo necesita.
No se tiene mayor información del registro de septiembre de este año, sólo se sabe que fue tomado por una cámara de vigilancia en una calle de Arica.