Las mascotas son la mejor compañía que podemos tener, sobre todo cuando estamos comenzando a independizarnos o queremos dar los primeros pasos, para formar una familia. Pero con la llegada de los hijos, nos cuesta entender de qué forma generaremos el nexo entre el recién nacido y nuestro perro o gato. En el caso de los felinos, existen una serie de mitos y prejuicios, asociados a la mala convivencia entre un bebé y un gato, ya que se asume que la mascota sentirá celos del recién nacido, que le incomodará el ruido de su llanto o que pudieran sentir que su territorio está amenazado. Sin embargo es posible que, bajo un mismo techo, tu gatito y tu bebé puedan aprender a estar juntos.
Algunos consejos para que tu gato se acostumbre a la llegada de un bebé
Familiarizar al gato con el llanto de un bebé
Se recomienda acostumbrar al gato, de manera previa, a los futuros ruidos del recién nacido. Una forma fácil de hacerlo es buscar sonidos de bebés en Internet o si tienes algún conocido que tenga un hijo pequeño, grabarlo mientras llora o grita. Posteriormente, se debe reproducir el audio en presencia del minino, antes de la llegada del nuevo miembro de la familia a la casa, para que tu mascota se familiarice con los ruidos y estos no le produzcan estrés de golpe.
El olfato es importante
Los animales suelen habituarse a su entorno a través del olfato, por lo cual, también es buena idea que reconozcan el aroma del bebé. Para ello, cuando nazca el pequeño y esté aún en la clínica u hospital, es recomendable que alguien de confianza lleve a la casa un paño, toalla, manta o cualquier prenda que contenga el olor de el bebé, para que el felino lo incorpore dentro de sus aromas habituales.
Encuentros supervisados
Para que el bebé y el gato aprendan a convivir, obviamente, deberás juntarlos en una habitación. Sin embargo, no se recomienda dejar al recién nacido solo con el gato, ya que no será posible prevenir posibles imprevistos, y pueden generarse situaciones que se escapen de tu control (y que no serán culpa de tu mascota). Se recomienda que los encuentros, entre el felino y el bebé, estén supervisados por un adulto. Idealmente, deben generarse en un ambiente natural, de manera no forzada, y quien esté a cargo de la supervisión, necesitará mostrarse tranquilo pero firme. Será una mala señal para el gato, el demostrar temor o ansiedad ante la situación.
No dejes de lado a tu mascota
Por lo general, con la llegada de un recién nacido, las mascotas pasan a segundo plano (sin que necesariamente, sus amos, quieran dejarlos de lado). El que un gato no reciba el cariño y la atención que merece, puede llevarlo a un estado de depresión, de agresividad, de aislamento o incluso provocar celos por parte del minino hacia el bebé. Es de suma importancia dedicarle tiempo a un animal doméstico, sobre todo cuando se incorpora un nuevo miembro a la familia, ya que le estarás demostrando que aunque se integren los hijos al núcleo, siempre existirá tiempo y cariño para tu minino.
Reforzar la buena conducta
Si el gato reacciona positivamente, al conocer al bebé, deberás premiarlo por esta conducta. Lo anterior, ya que de ese modo fomentarás el que ese comportamiento se vuelva habitual, ya que el felino esperará la recompensa, asociada a esa acción específica. Una caricia, un juguete, alimento o unos minutos de juego, serán un buen premio para demostrarle a tu gatito, que lo estás recompensando por portarse bien.
Que la mascota y el bebé, no duerman juntos por un tiempo
Aunque hemos visto circulando por la red, o entre nuestros contactos de redes sociales, fotos y videos de gatos durmiendo con niños, en el caso de los recién nacido, no se recomienda acercarlos a un animal (durante sus horas de sueño). Lo anterior, ya que el ruido, el movimiento o cualquier conducta involuntaria del pequeño, puede molestar al minino y producir una reacción inesperada por parte de este. Lo mejor es que, durante los primeros años de desarrollo del bebé, no duerma acompañado del felino.
Un gato puede llegar a convertirse en el mejor amigo de tus hijos y enseñarles valores como la empatía, la paciencia y la responsabilidad. Es por eso que ambos deben recibir la atención necesaria y recibir, por parte de sus padres, un ambiente propicio para que puedan desarrollarse correctamente, además de aprender a quererse y respetarse.