El Dogo del Tíbet o Mastín Tibetano, es uno de los perros más solicitados por los doglovers del planeta y se posiciona como uno de los más caros. Este canino posee un ladrido único y reconocible, además de estar rodeado por un profundo misticismo que trae arraigado desde las antiguas épocas de Aristóteles. Es considerada la raza de la cual derivan todas las de montañas grandes y los mastines, y continúa vigente hasta el día de hoy.
Más allá de su destacada finura, este can es reconocido por una protuberante melena que muchos ejemplares suelen llevar. Su vigoroso cuerpo lo posiciona como un perro poderoso, sin embargo, su amable personalidad transmite tranquilidad y despierta una enorme ternura. Es un gran perro de compañía, protege celosamente a los suyos y es un estupendo guardián.
Este enorme perrito, que puede llegar a pesar 76 kilogramos y a medir 76 centímetros, posee un ladrido ronco que suele ser asimilado a las tonalidades vocales de un león. Respecto a su relación con animales y humanos, además de ser muy fiel a sus dueños, manifiesta tolerancia respecto a los niños y a otras especies más pequeñas.
Pese a la majestuosidad de este perro, el Dogo de Tíbet no suele vivir tanto como sus pares. Un ejemplar bien cuidado, no supera los 12 años de vida aunque sean una raza destacada por no padecer enfermedades graves, más allá que problemas de salud típicos de otros perros como la displasia de cadera y trastornos nerviosos (que tampoco debes descuidar).
Si quieres adoptar uno de estos perritos, debes tomar en cuenta que necesitas un gran espacio para que se desenvuelva. Además, se alimentan en grandes cantidades y requieren constantes cortes de uñas y ser peinados todas las semanas. Es un perro que adora pasear y conocer lugares nuevos; sin embargo, le gusta estar acompañado de sus seres queridos en cada aventura.