Aún cuando los hámsters llevan años enterneciéndonos con su adorable mirada y su mejillas abarrotadas de comida, en la cultura popular existen varias ideas erróneas en torno a esta popular mascota, las que generan confusión e incluso pueden afectar el bienestar de este animalito. Si estás pensando en adoptar uno de estos simpáticos roedores, a continuación vamos a desmentir 6 mitos que giran en torno a ellos, para que tu hámster sí reciba la mejor calidad de vida posible:
Mito #1: No necesitan de mucho espacio
Al ser un animal pequeño, mucha gente piensa que un hámster no necesita más que una jaula igualmente pequeña; ¡craso error! A estos animalitos les gusta explorar y tener espacio suficiente para realizar sus distintas actividades: hacer ejercicio, almacenar comida, ir al baño, dormir siesta, etc. Algunos expertos mencionan que un metro cuadrado sería un área apropiada para mantenerlos, pero si tus posibilidades de espacio son limitadas, considera utilizar una jaula de dos pisos, añadir un camino de tubos, o habilitar en tu casa otros lugares seguros donde el hámster pueda recorrer libremente.
Mito #2: Varios hámsters pueden vivir juntos
La respuesta a este mito es un tanto ambigua, pues en realidad depende de factores como la especie, edad, sexo, e incluso el carácter individual de cada hámster. Por regla general, estos animales son solitarios y territoriales, y solo se reúnen con otros de su especie en ocasiones específicas y acotadas: macho y hembra para aparearse, y hembra con sus crías. El hámster dorado o sirio debe vivir solo a partir de las 5 semanas de edad, ya que después de ese tiempo comienzan a existir roces entre ellos, que van desde heridas leves, a peleas a muerte. Por su parte, los hámsters enanos (rusos) habitualmente pueden vivir juntos, especialmente si se conocen desde pequeños, pero es bueno tener siempre una jaula de repuesto en caso de que repentinamente comiencen peleas. Como en todo, suele haber excepciones y casos donde dos hámsters se llevan estupendamente durante toda su vida, pero lo más recomendable es no tentar a la suerte y darle a cada uno su espacio.
Mito #3 Son fáciles de mantener y no necesitan cuidados especializados
Estos roedores son animales delicados y requieren de atención y cuidados apropiados como cualquier otra mascota. Hay que procurarles lo básico: una buena alimentación, cambiar habitualmente su agua y viruta, ver que haga ejercicio, revisar sus dientes y uñas, y mantener su jaula limpia y bien equipada, así que necesitan de alguien preocupado y responsable que vele por su bienestar. Además de ello, hay que prestar mucha atención a su estado de salud, ya que sus signos de malestar suelen ser muy sutiles. Ante cambios en su comportamiento, problemas de peso o digestivos, pérdidas de cabello, heridas u otros signos sospechosos, lo mejor es que lo revise un veterinario que esté especializado en animales pequeños y exóticos.
Mito #4: Son buenas mascotas para niños
Tal vez por su tamaño pequeño y por los coloridos juguetes y accesorios que existen para estos animales, mucha gente piensa que son una mascota ideal para los niños, pero en general no es el caso. Los hámsters son criaturas delicadas, de hábitos nocturnos o crepusculares y que se estresan fácilmente, y los niños son habitualmente criaturas diurnas, despreocupadas, hiperactivas y no muy silenciosas, por lo que no suelen formar una buena dupla. Hablando en serio, a los niños pequeños les gusta jugar con las mascotas y les cuesta actuar con suavidad o saber cuándo deben dejar tranquilo a un animal, lo que puede hacer que el hámster se vuelva nervioso, agresivo, y que incluso resulte físicamente herido o le de un ataque cardíaco. Por su parte, para el niño puede ser aburrido no poder ver al animal de día, en la noche la actividad del hámster puede afectar su sueño, y también se expone a rasguños y mordeduras al provocar involuntariamente al roedor. Cada cual conoce a su hijo, pero teniendo en cuenta lo que hemos mencionado, lo recomendable es que los niños no tengan un hámster (y en general, cualquier mascota) hasta que hayan desarrollado cierto sentido de la responsabilidad, empatía y respeto por los animales. De todas maneras, siempre debe haber un adulto velando por el bienestar de la mascota (y del niño también, ¡por si acaso!).
Mito #5: Tienen mal olor
Los hámsters suelen ser animales limpios y preocupados de su higiene personal, por lo que generalmente no tienen mal olor. ¿Entonces, por qué algunos huelen mal? En realidad, la principal causa del mal olor de un hámster es que exista un aseo deficiente de la jaula por parte de su cuidador. La viruta o sustrato debe cambiarse con tanta frecuencia como sea necesario (algunos recomiendan todos los días, y mínimo una vez a la semana), hay que limpiar diariamente su plato y área de "baño" (orina y heces), y revisar con frecuencia su cama, pues allí podrían acumularse alimentos u otros elementos en descomposición. También es necesario limpiar y desinfectar periódicamente la rueda, tubos y otros accesorios, para prevenir la acumulación de bacterias o moho. En suma, un hámster sano y cuyo hogar se mantiene bien cuidado, no tendría por qué oler mal.
Mito #6: Son ariscos y muerden a las personas
Si bien los hámsters suelen ser animales solitarios, temerosos y que actúan instintivamente a la defensiva, eso no quiere decir que no puedan ser mascotas regalonas. Cuando se siente seguro y en confianza, un hámster se deja querer, y hasta se "derrite" en las manos de su cuidador. Lo importante es respetar su espacio y necesidades, y acercarse a ellos con cuidado para no asustarlos; como tienen mala vista, pueden confundir tu mano con una amenaza, especialmente si los tomas de improviso, o si recién manipulaste un alimento, puede que el aroma les despierte el apetito, por lo que a veces podrían morderte sin que su intención sea lastimarte. Cariño, suavidad y paciencia son la clave para que tu hámster se acostumbre a ti y disfrute de tu presencia.
Teniendo en cuenta estos puntos, de seguro estos pequeñines tendrán una vida plena y serán excelentes compañeros para ti, especialmente si sueles estar en pie hasta las tantas de la madrugada :)