Hace un tiempo conocimos la triste historia de Cecil, el majestuoso león que fue asesinado y descuartizado en las afueras de la reserva donde habitaba, en Zimbabwe, por un dentista que pagó mucho dinero por cazarlo. Era la demostración, una vez más, de la cobardía de un humano que se creyó con el derecho de poner fin a la vida de un león que, además de ser un ícono del país africano, dejó sola a toda una familia de leones.
Una especie de “moda” que cada vez es más criticada por la opinión pública. Pero, ¿por qué matar a un león es un acto de cobardía absoluta?
Es sabido que la caza de leones y el mercado negro han hecho disminuir drásticamente la población de este gran felino en el mundo y ahora están en peligro de extinción. Los leones, en la Sabana africana, no están acechando a los humanos que van a invadir su espacio gracias a los safaris que se ofrecen a los turistas, de hecho, siempre están descansando y no se interesan por los humanos.
Los leones son, literalmente, gatos grandes, y pasan cerca de 20 horas durmiendo. ¿Es eso un desafío para los cazadores? Un animal que no ejerce ninguna resistencia no puede ser un premio, su muerte es un acto cobarde e inconsciente, sin mencionar que una persona que cometa un acto así puede terminar en la cárcel.
Nada positivo puede salir de la muerte de un león, ¿no es mucho mejor disfrutar de su grandeza en vida?