Lo que sucede es lo siguiente: sólo vemos nuestra casa como un lugar que hay que cuidar, pero nuestro entorno, plazas, calles, parques, los visualizamos como algo ajeno de lo cual “otro se preocupará” sin tener en cuenta que también habitamos y frecuentamos estos lugares, por lo tanto tenemos que cuidarlos. Y cuidar quiere decir, entre otras cosas, mantenerlos limpios.
Todos hemos experimentado la desagradable sensación de pisar caca de perro (o gato). Y cuando no la sentimos en el momento, no se preocupen, que el olor nos hará saber que hemos pisado algo nauseabundo. En ese momento de ira en que, una vez en la casa, nos damos cuenta que hemos caminado por todos lados y percibimos ese hedor, tenemos que sacarnos el zapato y dedicarnos a la asquerosa tarea de limpiarlo, además de revisar todos los lugares por los que hemos pasado, rogando no haber dejado rastros en la alfombra. ¿No nos gusta, no es cierto? Pues es simple, demos el ejemplo con nuestros animalitos. Si sacas a pasear a tu perro a la plaza, parque, o por el vecindario, lleva siempre bolsas para recoger sus desechos. Tu barrio se verá mucho más limpio y tus vecinos querrán imitar tus pasos pues les dará vergüenza si ven a alguien que toma conciencia de la situación. Incluso evitarás pisar más adelante la caca de tu propio perro, estás contribuyendo. Lo mismo con tu gato, aquí es un poco más complicado porque ellos son más independientes, pero muchas veces sabemos qué lugares frecuentan para hacer sus necesidades, y es importante sacarlas pues su olor es aún más intenso que la de perro, y a los perros les encanta comérsela. ¡Ugghh!
Todo cambio que queremos ver en el mundo debe partir por nosotros, así que si les molesta la caca y la suciedad en las calles ¡A limpiar!