Hasta el año 1936, existía en Australia, Nueva Guinea y Tasmania un exótico marsupial llamado científicamente Thylacinus Cynocephalus o Tilacino, aunque fue mucho más famoso y conocido con el nombre de Lobo o Tigre de Tasmania debido a las rayas en su espalda que lo asimilaban a este último animal.
El Tigre de Tasmania fue un animal carnívoro que hizo su aparición en la tierra en la época del Holoceno y fue el último sobreviviente de la especie de los Thylacinus, quienes vivieron en la prehistoria desde comienzos del Mioceno.
Se asemejaba a un perro grande, de pelaje corto y cola rígida que se extendía como la de los canguros. Lo compararon con la hiena por su postura y comportamiento, pero debido a las rayas sobre su pelo de color pardo amarillento fue apodado como tigre. También había algunos de color café oscuro y podían medir hasta 180 cms. Sus características rayas solían desaparecer con la edad.
El Lobo de Tasmania desapareció de Australia miles de años antes de que los europeos llegaran a colonizar, pero sobrevivió en Tasmania donde vivía en los bosques de las zonas centrales y brezales costeros.
Los primeros seres humanos en relacionarse con los Tigres de Tasmania, fueron los aborígenes australianos, quienes decían que eran grandes nadadores, que eran tímidos con el hombre, aunque a veces mostraban curiosidad hacia ellos. Durante el día, se refugiaban en los cerros o bosques y de noche eran los más hábiles cazadores. El Lobo Marsupial era considerado un depredador Alfa, esto quiere decir que no tenía depredadores por encima de él, por lo que se encontraba en la cima de la cadena alimentaria, siendo el mayor marsupial carnívoro de la época moderna.
La disminución de la población del Tigre de Tasmania comenzó en Australia. Algunas teorías culpan a los Dingos, una subespecie de Lobo, con el cual el Tigre de Tasmania competía por alimentos, aunque los Dingos cazaban de día y eran menos fuertes. Los aborígenes comenzaron a cazar al Tigre de Tasmania y adoptaron al Dingo, quienes los ayudaban en esta tarea. Así, el Lobo de Tasmania comenzó lentamente a desaparecer.
En Tasmania, los colonos británicos comenzaron a habitar zonas que eran propias del Tigre de Tasmania y empezaron a utilizar estos terrenos para el pastoreo de sus animales. Se los culpó entonces de los ataques a ovejas. Debido a esto, la compañía Van Diemen's Land y el propio gobierno de Tasmania, promovieron la entrega de recompensas por cazar y matar a los Tigres de Tasmania. Este sistema de recompensas por matanzas duró desde 1830 hasta 1909, lo que puede dar una idea de cuántos Tigres de Tasmania desaparecieron sólo por acción del hombre.
Además de lo anterior, se atribuyen otros factores de extinción, como la competencia con perros salvajes, propiedad de los colonos, la destrucción de su hábitat y la extinción de animales que eran sus presas. Los Lobos de Tasmania que estuvieron en cautiverio, a menudo enfermaban de distemper y morían.
A pesar que desde 1901 había un movimiento que intentaba proteger a esta especie, ninguna protección oficial se promulgó hasta dos meses antes de que muriera el último ejemplar, conocido como “Benjamín”, quien alcanzó a vivir tres años en el zoológico de Hobart. Se dice que la muerte fue causada por negligencia al no protegerlo correctamente de un evento climático que se produjo en Tasmania.
En conmemoración de la muerte del último Tigre de Tasmania, desde 1996 se celebra en Australia el “Día de las especies amenazadas”, aunque a casi 80 años de la desaparición de este bello y único animal, poco importan las conmemoraciones.