Muchas veces he visto y leído horrorosas historias de maltrato animal y hermosas historias de rescate, donde siempre terminan con un final feliz, pero yo nunca cuento mi historia en la que yo pese a mi corta edad de aquel entonces fui la rescatista junto a mi hermano. Creo que ya es hora de compartir la historia:
Esta historia ocurrió en Paine. Para contextualizarlos un poco, Paine tiene una calle larga que está junto a la línea del tren, lo que las divide es un canal muy correntoso en días lluviosos. Resulta que en aquel entonces yo tenía 13 años y mi hermano 8, íbamos en bicicleta a comprar el pan cuando de repente sentimos el llanto de un perrito. Detuvimos nuestro paso para ver de dónde venía ese llanto tan desesperado, resultado, un perrito había caído en el canal muy correntoso ese día, y trataba de salir, nadando contra la corriente sin muchos resultados. El canal en ese entonces tenía unos cimientos de cemento y había algunos faltantes, por ahí era lo más probable que hubiese caído. Rápidamente junto a mi hermano sacamos nuestros cinturones para tratar de sacar al perrito, lamentablemente uno era muy poco, fue largo el tiempo mientras el perrito seguía luchando contra la corriente y nosotros pedíamos ayuda a otros ciclistas que por allí pasaban. A nadie le importaba, nadie se detenía hasta que un señor paró y decidió ayudarnos, el sacó su cinturón y utilizándolo como un lazo logró sacar al perrito de aquel problema que lo acongojaba, una vez que el animalito se vio en tierra firme solo atinó a correr, secarse y mirarnos con cara de agradecimiento. De inmediato tomamos nuestras bicicletas y nos propusimos seguirlo. Después de andar más de 10 cuadras, vimos que aquel perrito tenía familia. Nos acercamos, y contamos lo ocurrido a la señora, ella quedó muy agradecida por la ayuda que prestamos, argumentó que su mascota había huido de la casa luego de escuchar unas bengalas que sus vecinos solían lanzar cuando ganaba “Colo-colo”.
¿Qué si ganamos algo? ¿Nos dieron recompensa? Sin duda no lo hicieron, pero nos fuimos con la alegría de haber hecho algo bueno en el día y yo con la satisfacción de haber enseñado a mi hermano menor una pequeña lección: prestar ayuda a todo ser viviente.
En este caso fueron unos simples niños los que fueron protagonistas de un rescate, pero también hay que destacar la acción que realizan algunas entidades tales como bomberos o grupos animalistas. Lo importante es generar consciencia y que cada uno aporte con su granito de arena.