¡Estas historias nos llenan de esperanza! Y sin duda la necesitamos, sobre todo en los tiempos que corren. Estos pequeños huerfanitos han sido cuidados por manos gentiles que les han suplido del amor y cuidado maternos que la naturaleza o las circunstancias les negaron; amor y cuidados necesarios para crecer y desarrollarse en su hábitat. Sin la dedicación y entrega de estas personas, estos pequeñitos habrían muerto al poco tiempo. Lo mejor es que son protegidos para crecer sanos y fuertes, y de esta forma, poder volver a su estado salvaje original. ¡Disfrútenlo! (Y pensar que yo encontraba feos a los murciélagos...)