El oftalmólogo Carlos Schiappacasse ha sido fuertemente repudiado en redes sociales como Twitter y Facebook, luego de que una asesora del hogar hiciera público el maltrato del que fue víctima por parte del especialista viñamarino. La gente insta a no atenderse con el médico, de quien se dice ya ha mostrado antes actitudes discriminatorias hacia personas, y de desprecio a los animales.
Según relata Patricia Valdebenito, ella iba en el ascensor del edificio en el cual trabaja junto a la perrita Alai, cuando se detiene en un piso en el que esperaba subir Schiappacasse y sus dos hijas pequeñas. La mujer cuenta que el hombre al verla con la perra le pide de manera agresiva que se baje, pues las niñas le tienen miedo al can, a lo que Patricia responde argumentando que la peluda es absolutamente inofensiva. Luego el ataque se centra en ella, diciéndole que ella debe usar las escaleras pues el ascensor es para residentes. Valdebenito arguye que no bajará pues ella iba primero, y el hombre entonces toma a la perrita con exagerada violencia y la lanza hacia afuera, azotándola contra el piso, luego empuja a la “nana” hacia afuera pero ella no se baja, y la perrita vuelve a subir.
Valdebenito cuenta que se consiguió la grabación de las cámaras de seguridad del ascensor para mostrársela a sus patrones, para que éstos verificaran la agresión a la que había sido víctima tanto ella como su perrita, quien es lazarillo de una de las hijas de la familia, que padece de discapacidad intelectual.
En redes sociales se ha “funado” al médico, instando a las personas que no se atiendan más con él, ya que también es acusado de no haber tratado adecuadamente a una paciente discapacitada en su consulta. Patricia afirma que otra asesora del hogar del edificio le contó que el hombre habría asegurado que “quería deshacerse de todos los perros del condominio”. Para “funarlo”, en las redes afirman haberle “hackeado” sus tarjetas de crédito, y su fotografía circula por las redes sociales, para hacer de alguna manera justicia frente a la discriminación y al maltrato hacia un animalito inofensivo. Se comenta que podría aplicarse la Ley Zamudio en este caso por la discriminación a la asesora del hogar, mientras que el tema del maltrato animal sería denunciado paralelamente.
Además de lo aberrante que resulta todo el asunto, no hay que olvidar que dos niñitas pequeñas fueron testigos del actuar desmedido de su padre, un acto que seguro no olvidarán tan pronto y que puede marcar un precedente en el trato que ellas tengan hacia los animales, así como también hacia personas de una escala social “diferente” a la de ellos.