En las instalaciones de las fábricas Harlan y Grimston, en Cambridge, Inglaterra, un grupo de beagles eran criados para ser usados en estudios científicos de diferentes laboratorios del país capital del Reino Unido.
Luego de experimentar con los cuerpos de estos simpáticos perritos, estos eran sacrificados. Harlan es la única granja importante que cría a estos animales para ser usados con fines científicos en toda Inglaterra.
En Grimton albergan a 200 perros adultos y 180 cachorros, además de otras especies como hurones, los que también iban a ser usados para realizarles pruebas científicas y luego ser sacrificados.
Para evitar que sigan habiendo criaderos de animales para luego ser adulterados genéticamente, afectados por elementos tóxicos y luego asesinados, los ingleses están juntando firmas para acabar con estas prácticas y ya llevan 530.000.
El activista inglés Damien McFadden, comentó a The Sun que "en Harlan solamente le dan nombres a los cachorros, mientras que el resto lleva tatuado un número es sus ojera. La granja es el hogar de 1.800 perros, de los cuales 320 son hembras y 35 son machos, para crear crías".
Los perros que se encuentran ahí son entrenados para que los científicos les puedan realizar muestras sanguíneas sin problemas, incluso colaboran con el experimento, ya que los beagles son animales dóciles, en comparación a otras razas.
McFadden agregó que "cuando los cachorros llegan a las 16 semanas de vida, los venden a universidades y empresas farmacéuticas, para que les sigan practicando experimentos en sus pequeños cuerpos".
La ley inglesa establece que los nuevos medicamentos deben ser probados en al menos dos animales, para luego ser comercializados para el uso humano, pero los defensores de los animales creen que estos ensayos son innecesarios, sobretodo con los avances tecnológicos que hay.