Los gatos callejeros de Guayaquil, en Ecuador se han vuelto una amenaza para la tranquilidad nocturna que hay, ya que en diferentes zonas de la ciudad, los intensos maullidos perturban el descanso de los habitantes.
Como una medida para aguantar los sonidos que emiten estos animales, los vecinos han optado por cerrar sus ventanas o subir el volumen de sus televisores, pero cuando estos de apagan, vuelven a escucharlos.
Se estima que la población felina de la ciudad ecuatoriana es de 74.019 gatos, según la cifra que se tomó mediante una campaña anual de vacunación en contra de la rabia, a pesar de que no hay claridad con cantidad de estos animales que viven en la calle y que no tienen dueños.
"Todos los gatos que los botan son animales indeseados, la gata los pare y (los dueños ) los botan donde sea, basura, estero, o los traen", comentó a El Universo, el director de la fundación animalista Amigos con Cola, Xavier Cevallos.
A los refugios de esta fundación ya los de otras 10 agrupaciones que hay Guayaquil, llegan al menos de 320 gatos al mes, siendo la mayoría, algunos ejemplares que han sido abandonados por sus dueños.
"Este es un problema de emergencia, es como una situación de guerra. La cantidad no se ve porque (los gatos) andan en la noche", afirma Cevallos, quien agrega que los censos "son el primer paso para mejorar la situación".
Los animalistas creen que la aprobación de la Ley Orgánica de Bienestar Animal, que está en debate en el Parlamento, será un avance y disminuirá la cantidad de gatos abandonados, ya que se estipulan multas en dinero a quienes a maltraten, abandonen y no esterilicen a sus animales domésticos.