Los hogares de la ciudad española de Gijón cada vez acogen más perros de razas consideradas peligrosas, los que tienen una serie de reglas y leyes para que puedan pasear libremente por la calles de la ciudad.
Según un censo hecho el 2012, donde habían 755 perros de estas razas que han ido en aumento y ahora se pueden encontrar más de 1.000 ejemplares que aumentaron un 27,8% en los últimos años.
La ordenanza municipal de Protección y Tenencia de Animales de Compañía establece que los perros de razas Pitbull, Staffordshire terrier, Rottweiler, Dogo argentino, Fila brasileño, Tosa inu y Akita inu, son potencialmente peligrosos en ciertas situaciones.
Los ciudadano no hacen caso a las restricciones que estos animales tienen en Gijón y afirman que “no sé si se ha perdido el miedo, pero creo que la mayoría de la gente está concienciada de que la raza no marca la peligrosidad de un animal”, comentó a El Comercio, Carlos Solares, un dueño de una tienda de mascotas de la ciudad.
“Hay cierta predisposición genética, pero es la mano del dueño la que determina esta cuestión”, agregó Solares sobre la crianza de estos animales que no son peligrosos por naturaleza.
Hay algunos ejemplares de estas razas que son muy cariñosos, sobre todo con perros más pequeños y con niños, con los que “se dejan tirar de las orejas y no dicen ni 'mu'”, comentó el dueño de la tienda de mascotas.
La mayoría de los dueños de mascotas en esta ciudad española prefieren tener perros de tamaños pequeños y medianos, además que tener un perro de las razas que son consideradas como peligrosas, es más caro, ya que aplicar un remedio antiparasitario es más costoso y además por su porte, necesitan más espacio.
Las leyes municipales dicen que estas razas no pueden estar sueltos ni en zonas determinadas para que estos animales puedan jugar libremente, además de que quienes quieran vivir con alguno de estos perros, deberán pedir una licencia que les permita mantenerlos.