Sin lugar a dudas, las visitas recurrentes al Médico Veterinario deben ser parte de la rutina de tu mascota. Con esto, lograrás asegurar su bienestar y evitar cometer errores en la crianza de tu fiel amigo. Pero cómo manejamos esta situación, cuando nuestro perro le tiene terror a esta práctica que debe ser rutinaria?. Una situación cómo esta es desagradable para la mascota y su dueño ya que es un estrés para ambos y esto sola empeora el escenario. Pero qué hacemos?, cómo podemos hacer más agradable una visita que más que un mal rato solo entregará beneficios a nuestra mascota y por lo mismo, no debemos evitarlo sino enfrentarlo. Unos simples consejos, pueden ser esenciales en el manejo de esta estresante rutina y aliviarte la carga:
- Cuando decidimos tener un perro desde cachorro a los 45 días debemos poner la primera vacuna y realizar rutinas antiparasitarias, esto es favorable para acostumbrar desde pequeños a reconocer no sólo al Médico Veterinario sino también el lugar, los olores, el espacio, etc. Todos estos factores favorecerán su reconocimiento a los procedimientos y así mejorar la disposición para futuras visitas.
- Que las visitas sean una "rutina" y no sólo visitas de emergencia. Así disminuyes el estrés a lo desconocido y que lo asocie solo a una experiencia traumática. Debes llevarlo a control más seguido.
- Siempre debemos considerar si hubo "una situación especial" que llevó a nuestro perro a estresarse de más. Es nuestra responsabilidad, saber donde llevamos a nuestro perro, informarnos de quiénes atienden la clínica y confiar donde nos atendemos.
- Cuando el miedo ya se instauró y se hace casi imposible llevarlo a sus visitas de rutina, una opción es llevar el Médico Veterinario al domicilio, así no habrá cambio de ambiente y esto disminuirá el estrés, esto puede mantenerse hasta que el perro recobre la confianza en quién lo revisa.
- Siempre hablar con voz suave y tranquila. Nuestra tranquilidad, se reflejará en la tranquilidad de nuestro amigo y la situación se facilitará. Siempre debemos demostrar confianza y seguridad, además de tener una relación cordial con el Médico a cargo.
- Pasearlo antes (un rato largo!!), para que se relaje y esté mas cansado. Un perro ansioso sólo empeorará las cosas.
- Que el viaje a la clínica no sea su único paseo, si el perro está acostumbrado a salir no asociará un paseo a un procedimiento desagradable.
- Llevar golosinas o snacks para premiarlos después de cada visita, así en vez de asociarlo a un momento traumático lo hará con un momento agradable.
- Idealmente acostumbrarlos a usar bozal en casa, intentarlo a ratos, así no será tan sorpresivo cuando el Veterinario se lo coloque en la consulta.
- Cuando sea posible ve a la consulta del Veterinario, sólo con un fin de paseo, para que el perro olfatee, reconozca el lugar, pero sin el estrés de un pinchazo de por medio.
Tener una mascota conlleva responsabilidades y entre ellas el asesorarse por un Médico Veterinario es esencial para que en conjunto logremos el bienestar que nuestro perro necesita. Cuando nos enfrentamos a situaciones adversas como estas, siempre encontraremos la solución si lo intentamos y tenemos paciencia, probablemente tomará tiempo, pero las medidas que nosotros tomemos serán esenciales en el resultado final. Una vez que decidimos quién será nuestro Médico Veterinario de cabecera, debemos confiar en que los resultados que obtendremos serán los mejores para nuestro fiel compañero. Sólo debemos trabajarlo, ojalá desde cachorros ya que será más fácil. El proceso traumático puede superarse, solo se necesita dedicación, paciencia y cariño.