Debo confesar que en mi familia somos todos unos cat lovers. Desde que tengo memoria he tenido gatos: tanto propios, como adoptados (en general los gatos vecinos terminaban durmiendo en mi cama y comiendo en el plato de mis otras mascotas).
Aparte de esta simpatía por los felinos, en general soy bastante sensible a los animales (mucho más que a los seres humanos, la mayoría del tiempo)... Bueno, el asunto está en que un día, pese a todos mis prejuicios, decidí adoptar un cachorrito. No me pregunten por qué, pero sus ojitos de 'necesito hogar' me ablandaron el corazón.
¿Qué prejuicios? Esos que nos inculca la televisión: donde perros y gatos son enemigos a muerte, dos bandos irreconciliables que son y serán polos opuestos, donde los cat lovers y los dog lovers son naciones que hablan distintos idiomas.
Y bueno... el día de la adopción llegó, Cata (la gata) hasta ahora reina y única heredera de todo lo que toca la luz, debería compartir su territorio con Max (el cachorro mas revoltoso del mundo mundial). En un principio la Cata no lo podía ver, era cosa de que él acercara su peluda existencia a algún lugar donde llegaran las garras felinas, para que automáticamente se ganara una cicatriz de guerra. Pensamos mucho tiempo en darlo en adopción, porque nos daba miedo que en algún momento estas advertencias pasaran a algo más grave, pero lo bueno es que no fue así, no sé exactamente en qué momento Max se ganó la confianza de la dueña de casa y un día los encontramos comiendo del mismo plato (sí, la Cata ama la comida de perro). Desde ahí, Max con el mismo respeto de siempre, se acerca a veces a pasar el frío junto a la Cata o le ofrece algunos minutos de juego y diversión con su cola revoltosa.
Les quiero contar en resumen qué aprendí de esta experiencia, para que ustedes no se dejen guiar por ideas que distan mucho de la realidad:
1. En un primer momento, tomarán cierta distancia.
Debes entender que son dos completos desconocidos y que ambos, por su naturaleza, suelen ser curiosiosos y cautos (una extraña combinación).
2. ... pero pronto comenzarán a sentir curiosidad por el otro.
3. ... e irán acortando las distancias, con un poco de temor.
4. Puede que sus juegos te parezcan violentos, pero es su forma de ganar confianza.
5. Y finalmente te darás cuenta que no hay mejores amigos