Las tortugas son excelentes mascotas. Muy tranquilas, no meten bulla y viven muchos más años que cualquier otro animal. A pesar de ello, hay que tomar en cuenta que no es recomendable regalársela a un niño, sobre todo si se trata de menores de 5 años. ¿Por qué?, porque existen varios estudios que indican que las tortugas, los lagartos, erizos, pollos o hamsters, pueden transmitir enfermedades tales como la Salmonella, poniendo en riesgo la salud de los infantes, que suelen tener un sistema inmune menos eficaz; así lo señala la Academia Americana de Pediatría.
En el caso de las tortugas, la enfermedad se transmite por medio de sus fecas y como éstas se encuentran en el agua y se adhieren a su caparazón; se convierten en un fácil foco de contagio para los pequeños. Los síntomas de la Salmonella son: dolor abdominal, nauseas, fiebre y diarrea.
La Academia Americana de Pediatría no es la única que señala este peligro, ya que un estudio publicado en la revista Pediatrics, destacó que entre mayo del 2007 y enero del 2008, hubo una epidemia de Salmonella en Estados Unidos, donde hubo 107 contaminados, de los cuales el 60% había tenido contacto con tortugas y el 59% de ellos, eran niños de menos de 10 años.
Estas advertencias no quieren decir que hay que eliminar las tortugas de nuestras casas, sino que hay que tomar algunas precauciones básicas para evitar el contagio:
- Evitar que los niños pequeños las manipulen, ya que suelen besarlas, abrasarlas o llevarse las manos a la boca luego de su manipulación sin habérselas lavado.
- Lavarse las manos con abundante agua y jabón luego de haber manipulado a la tortuga.
- No lavar el acuario de la tortuga en la cocina.
- Luego de lavar su acuario, se debe desinfectar las superficies.
- No permitir que la tortuga camine libremente por lugares tales como la cocina.
Con estas simples medidas sanitarias podemos evitar el contagio de la Salmonella y de otras enfermedades infecciosas. Además, tanto en el caso de las tortugas como de cualquier otra mascota, es importante el control periódico de un veterinario, para que nuestra tortuga y nosotros podamos estar sanos.