El especialista en comportamiento felino de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, John Bradshaw, afirma que es muy probable que los gatos domésticos nunca se vuelvan a juntar con sus ancestros, a diferencia de los ferales, que si lo hacen.
"Se basan en la cooperación multigeneracional de las hembras: abuelas, hijas y sus gatitos", para poder encontrarse con sus abuelos, pero "una vez que se separan de su madre, los gatitos parecen olvidarla rápidamente y en general, no la reconocen si llegan a reunirse", contó el experto a la National Geographic.
Cuando un gato feral se encuentra con su madre o su abuela en alguna de las aventuras que estos felinos viven en la vida silvestre, podrían reconocer olores, pero es probable que nos las identifiquen como familia de la manera que lo hacemos los humanos.
Los gatos y otras especies son capaces de reconocerse mutuamente, lo que se denomina correlación fenotípica, la que consiste en recordar algunos rasgos que son familiar desde muy temprana edad, como el olor, para tener una referencia y compararlas con otros animales.
"De esa manera, los animales pueden reconocer parientes que no conocían, como un primo o un medio hermano paterno, aun cuando no hayan crecido juntos", comenta la experta de la Universidad de Chicago, Jill Mateo.
Algunos animales tienen la necesidad de reconocer a sus parientes, ya que se hacen dependientes de ellos y los necesitan para poder sobrevivir y reproducirse, como los que viven en mandas.