Una consulta frecuente en las clínicas veterinarias se debe al envenenamiento de perros de forma accidental o intencionada.
Los perros son animales muy curiosos, su desarrollado olfato los lleva a percibir olores que a las personas nos resultan muy sutiles, esto lleva a que los peludos investiguen sobre sustancias que les llaman la atención, pudiendo ingerirlas y envenenarse, si se trata de productos tóxicos.
Otra razón que lamentablemente lleva al envenenamiento de perros, es la antipatía que algunas personas sienten hacia estos animales. Muchas veces, un perro que ladra mucho, o que ha atacado a mascotas de algún vecino, puede provocar la rabia de alguna persona y su decisión de envenenar a nuestra mascota.
Como se trata de situaciones comunes, es muy importante estar atentos a los principales síntomas que podrían avisarnos de un envenenamiento, a fin de actuar con rapidez y salvar la vida de nuestro perro. Los síntomas varían mucho según el producto ingerido, pero aquí dejamos los más frecuentes:
1. Dolor intenso: es común que tras el envenenamiento el perro sienta fuerte dolor estomacal, que lo lleva a gemir o retorcerse.
2. Mareos: notas un caminar desorientado, puede irse hacia los lados o mostrar incapacidad de mantenerse en pie.
3. Vómitos: es el síntoma que más alerta nos causará sobre la posible ingesta de un producto tóxico.
4. Jadeos: el perro puede presentar jadeos o respiración agitada.
5. Temblores: es común que el perro presente temblores o calambres en el estómago o en sus extremidades.
6. Convulsiones: en casos graves, nuestra mascota podría llegar a convulsionar, presentando fuertes saltos involuntarios y hasta pérdida de conciencia.
7. Delirio: en ocasiones el perro puede presentar alucinaciones, las que podremos reconocer si este ladra a objetos inexistentes, llora y gime sin motivo aparente o parece correr estando tendido.
8. Aumento de la salivación: es probable que el perro aumente su cantidad habitual de saliva, que esta chorreé por su hocico o salga en forma de espuma.
9. Sangrado: sobre todo en casos graves, el perro podría sangrar por la boca.
10. Parálisis: otro sigo de envenenamiento es la parálisis total o parcial de partes de su cuerpo. Este signo puede ser observable en sus patas.
Si observamos estos síntomas en nuestro perro, lo primero que debemos hacer es intentar dar con la sustancia ingerida, a fin de saber a qué nos enfrentamos y otorgar así el mejor tratamiento. Se debe buscar bien en toda la casa, incluyendo el baño, la cocina, el patio y, por supuesto, sus lugares favoritos. Podríamos encontrar rastros del producto ingerido, los que debemos recoger en caso de ser necesaria la visita al veterinario. También podemos encontrar embaces con signos de haber sido mordisqueados por nuestra mascota.
Si tenemos un veterinario de cabecera, debemos llamarlo y contarle lo ocurrido para que nos indique los primeros auxilios según los síntomas o sustancia ingerida.
Es importante no inducir el vómito sin indicación del veterinario ya que, si se trata de una ingesta de productos corrosivos, como el petróleo y sus derivados, el vómito puede extender las lesiones internas del animal.
No se debe dar leche. Mucha gente aconseja erróneamente el suministro de este líquido pero, lejos de diluir la sustancia, puede ayudar a su absorción.
En ocasiones, ante la sospecha de intoxicación gástrica, los veterinarios recomiendan inducir el vómito con agua oxigenada. Esto se hace solo si han transcurrido menos menos de dos horas de producida la intoxicación y si el animal no presenta estados de inconsciencia. En estos casos, se indica suministrar entre 2 a 5 ml. de agua oxigenada vía oral. Si en cinco minutos no ha vomitado, se puede repetir la operación solo una vez.
De todas formas, lo recomendable es siempre acudir cuanto antes al veterinario, llevando muestras del producto y de los vómitos de haberse producido.
Para evitar el envenenamiento de nuestros perros, hay precauciones que podemos tomar:
1. En casa: debemos dejar todos los productos tóxicos, como remedios y productos de limpieza, en envases seguros y fuera del alcance de nuestra mascota, tal como si se tratara de niños pequeños.
Debemos cuidar las relaciones con los vecinos, asegurando que el perro no pueda asomar su hocico por la reja y no salga solo a la calle.
2. Al sacarlo a pasear: debemos llevarlo con cadena, principalmente si es nervioso, ataca o ladra con facilidad a otros perros o personas. Debemos cuidar de limpiar sus fecas a fin de no molestar a los vecinos
Con estos simples consejos disminuimos los riesgos de envenenamiento por productos presentes en el hogar o por las malas intenciones de un vecino molesto.
Imagen CC Hernando Medina