Quienes han tenido gatos saben que, junto con ser animalitos juguetones y divertidos, son altamente sensibles, por esto, pueden pasar por periodos complicados en sus vidas, donde cambios de ambiente, falta de atención o incluso el aburrimiento, pude llevarlos a experimentar una depresión felina.
Detectar la depresión en gatos no es una tarea fácil. Observar adecuadamente los cambios que experimenta nuestro minino, dependerá necesariamente de la cercanía que con él hayamos cultivado. Los cambios visibles varían de gato en gato, pero los primeros indicios de que algo va mal los podemos observar en variaciones respecto a su comportamiento habitual, por ejemplo, si nuestro gatito suele ser juguetón y luego ya no quiere jugar, o si se encuentra extrañamente agresivo, esquivo o dormilón, podemos empezar a preocuparnos. Otro indicio característico es la inapetencia o el orinarse en espacios no habilitados como forma de llamar la atención.
El problema, es que los comportamientos antes descritos pueden deberse a otras enfermedades, así que si se está sospechando sobre una depresión felina, es importante preguntarse sobre posibles cambios experimentados.
Los factores ambientales que han sido descritos como principales desencadenantes de una depresión felina son los cambios de casa, lejanía de alguna de sus personas cercanas por viaje o muerte, separación de algún animal con el que siempre convivió, falta de estímulos, encierro, soledad, menor atención por carga laboral, llegada de una nueva mascota a casa o el nacimiento de un bebé.
También existen factores físicos que pueden llevar a una depresión felina, por ejemplo, alguna enfermedad silenciosa le podría estar causando dolor o malestar, o producto de una alimentación inadecuada podría experimentar falta de vitaminas en su organismo.
Si observamos cambios notorios en la actividad y ánimo de nuestro gato, es importante llevarlo al veterinario para descartar la presencia de enfermedades que lo estén alterando o iniciar un tratamiento adecuado para combatir su depresión. Pese a lo anterior, siempre hay cosas que podemos hacer en casa para evitar un estado depresivo o ayudarle a salir de él.
Lo más importante es preguntarnos qué necesitaríamos nosotros si atravesáramos por un momento de depresión. Seguramente querríamos sentir que nos quieren, que nos apoyan, acompañan y cuidan ¡pues lo mismo necesita nuestro gatito! Jugar con él, cepillarlo, acompañarlo, regalonearlo con comidas especiales, son algunas preocupaciones sencillas con que podemos ayudarle.
También existen especialistas en enriquecimiento de espacios que recomiendan mantener siempre rascadores para gatos y estantes donde puedan subirse. Una forma sencilla y económica de fabricarlos, es forrar cajas de tomate con cubrepiso y colgarlos en la pared para que los gatos puedan trepar, limar sus uñas, saltar y hasta dormir ¡es sabido que a los gatos les encanta descansar en cajas! Estos estantes se pueden ir cambiando de posición para evitar su aburrimiento por la rutina.
Si nuestro gato es diagnosticado con depresión felina, es importante seguir los consejos y recomendaciones de su veterinario, junto a lo cual debemos encontrar los factores que lo llevaron a ese estado, para evitar una recaída.
Sin duda alguna, los consejos que aquí te damos serán tan útiles para evitar que tu gatito caiga en un estado depresivo, como para ayudarle a salir de ese mal momento.
Siempre recuerda entregarle a tu gato mucho amor, jugar con él y compartir, de seguro así criarás a un gato feliz.
Imagen CC Johnny Cipriani