Todos sabemos que la hipertensión en los humanos es un factor de riesgo para otras enfermedades asociadas y que puede llegar a producir infartos cardíacos, derrames cerebrales, etc. Los gatos, no están agenos a esta patología.
La hipertensión en los felinos puede tener distintas causas, al igual que en los humanos y si no se trata a tiempo puede provocar daños en distintos órganos:
- Ojos: puede afectar gravemente este órgano, disminuyendo la visión o perdiéndola por completo, a causa de hemorragias intraoculares, inflamación o desprendimiento de la retina.
- Cerebro y sistema nervioso: además del riesgo de hemorragias en este órgano, puede provocar problemas en la marcha o afecciones mentales como demencia.
- Corazón: éste es uno de los órganos que se ven más afectados por la hipertensión, ya que provoca un daño progresivo que puede provocar infartos, problemas respiratorios y letargia.
- Riñón: esta alza de presión sostenida, deteriora gravemente el riñón y puede llegar a provocarle a tu gato una Insuficiencia Renal Crónica (IRC), lo que afecta directamente no sólo la salud, sino también la calidad y esperanza de vida de tu mascota.
¿Cómo detectarla?
La hipertensión no muestra muchos síntomas, hasta que daña algún órgano. En el caso de los humanos se puede manifestar por mareos, dolor de cabeza, visión borrosa, etc, pero estos síntomas son difíciles de pesquisar en las mascotas, por ello, sería recomendable que al acudir al control con su veterinario, éste le controlara la presión para estar seguros que no la tiene alterada; por ello, muchas veces se pesquisa por medio de los síntomas que presentan enfermedades de base, como por ejemplo hipertiroidismo o enfermedad renal. Las manifestaciones físicas en estos casos son: sed y orina excesivas, vómitos, pérdida de peso, aumento del ritmo cardíaco, dilatación de las pupilas o cambio en el apetito.
Cuando la hipertensión avanza, los síntomas pueden ser: desorientación, convulsiones, inclinación de la cabeza, dificultad para caminar y pérdida de visión.
Así, como en el caso de los humanos, los valores deseables de presión son de 120 / 80, en el caso de los felinos, sobre 160/95 se les considera hipertensos.
¿Cómo tratarla?
El tratamiento también es similar al que recibiría una persona que la padezca. Para mantener bien controlada la salud de tu gato, pon atención en las siguientes recomendaciones:
- Lo primero que hay que tener en cuenta, es qué la está provocando, ya que al tratar la enfermedad de base (o la causante de esta patología), debiera ceder ante los tratamientos.
- Debe haber un cambio en la alimentación del felino, consumiendo comidas bajas en sal y grasas. Otro de los cuidados alimentarios que debe tener tu gatito, es consumir alimentos con proteínas de buena calidad y muy baja en fosfatos. Ésto, debido a que estarás cuidando también la salud de su riñón, el que al estar dañado, provoca un alza en la presión sanguínea. Hay alimentos especialmente preparados con estas características (pídele a tu veterinario que te diga cuál te recomienda)
- Tratamiento farmacológico. Hay hipertensivos especializados para las mascotas, los que debes administrar según prescripción médica.
- Controla la salud de tu mascota cada 3 meses, para que revisen su presión y puedan pesquisar a tiempo si hay algún otro trastorno provocado por ella.
Los cuidados son fáciles y si los sigues correctamente, mejorará la calidad de vida y el estado general de tu gato y evitará enfermedades más graves.
Imagen CC: Dimitri Torterat