En ocasiones, el instinto maternal de nuestras mascotas resulta algo mucho más complejo que en el caso humano. Esto, producto de grandes cambios hormonales que enfrentan durante la etapa del celo, los que llevan a perras y gatas a experimentar los mismos síntomas de un embarazo sin tener una cría en su vientre.
El llamado Embarazo Psicológico es un problema que se da frecuentemente en animales no esterilizados tras 3 a 6 semanas de haber pasado su periodo de celo. Esto, porque durante dicha etapa las hembras producen progesterona, hormona que las prepara para el embarazo, pero que no se retira del cuerpo tras no haber concebido. Esto incentiva la producción de proláctica, lo que las hace tener los síntomas exactos de un embarazo.
La razón etológica de este fenómeno la encontramos en los lobos y leones, como ancestros de las distintas razas de perros y gatos, respectivamente. Sus hembras, tras haber dado a luz, debían salir a cazar el alimento de la manada, por lo que sus pares hacían la labor de nodrizas amamantando a los nuevos cachorros. Por ello, las hormonas propias del embarazo se generaban en todas las hembras en edad fértil.
Pero, ¿cómo puedo saber si mi mascota está sufriendo de este trastorno? Existe un fuerte cambio de comportamiento en las hembras con embarazo psicológico: sus mamas se ven inflamadas y llegan a producir leche, su apetito aumenta y el abdomen puede verse abultado. En este periodo es común el aumento de peso, la aparición de flujo vulvar, un carácter nervioso, la necesidad de esconderse (buscar un futuro nido para parir) y el uso de muñecos o peluches como sus crías.
Aunque pueda ser algo preocupante, los síntomas pasan tan rápido como vinieron, generalmente al cabo de dos a tres semanas. De todos modos, hay que tener mucho cuidado en el caso de que la hembra genere leche, puesto que puede sufrir de mastitis, por lo que necesitará de medicamentos para curarla y/o prevenirla.
La única forma definitiva de detener estos síntomas es castrando a las hembras. Para sobrellevar los síntomas es posible realizar tratamiento médico, cambios en la dieta con reducción de los hidratos de carbono, mantener distraída a la perra y ocultar los juguetes que utiliza como cachorros.
Pese a tratarse de una situación que no sucede en el cien por ciento de los casos, la importancia de castrar nuestras mascotas a tiempo es fundamental para evitar este tipo de trastornos hormonales, que pueden dejar huella en lo físico y psicológico a futuro.
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