Tras el caso de Excálibur, perro sacrificado de manera preventiva por pertenecer a un infectado de Ébola en España, la palabra eutanasia ha comenzado a sonar fuerte entre los amantes de los animales, quienes han alzado banderas de lucha con una sola consigna: asegurar el respeto de la humanidad hacia nuestros "hermanos menores" utilizando este recurso solo en los momentos en que es estrictamente necesario, excluyendo las situaciones ambiguas producto de la precaución.
Definida como "muerte buena", la eutanasia es una práctica veterinaria pensada en generar confort en un paciente cuya vida se está apagando o no ofrece la calidad suficiente producto de enfermedades degenerativas, diagnósticos letales o síntomas inaguantables. Esto se realiza asistiendo su muerte de modo sereno, generando una partida plácida, sin dolor, temor y ansiedad por parte de la mascota.Esto, con todas las regulaciones necesarias para hacer de éste un proceso digno para la mascota y menos doloroso para la familia que la sobrevive.
Así lo manifiesta la Sociedad Mundial de Protección Animal WSPA - siglas en inglés - destacando que existen una serie de exigencias al respecto, con el fin de regular este proceso. La primera es asegurar la ausencia total de dolor en el paciente mediante una medicación que asegure su pérdida de conciencia total antes del desenlace. En este sentido es importante que el veterinario que asista la práctica utilice un medicamento de carácter irreversible y que se asegure de que el corazón ha dejado de latir y el animal ya no posee reflejos respiratorios antes de inducir su muerte.
Razones para una Eutanasia
Una de las exigencias primordiales para avalar la práctica es que ésta se realice única y exclusivamente por la salud del paciente. Es decir, si éste sufre una enfermedad crónica, enfermedades degenerativas o un daño invalidante y doloroso producto de un accidente. Se descarta completamente el realizar el proceso por prevención o por la necesidad de control de población, para eso existen otros mecanismos aprobados a nivel gubernamental en nuestro país, tales como vacunas esterilizadoras para perros vagos entre otras.
Es por esta razón que se exige un exámen médico detallado, que valide la necesidad de esta práctica. Además de requerir que el profesional a cargo mantenga puesta la atención en evitar completamente el sufrimiento de la mascota a intervenir. Cabe destacar que, lamentablemente esta regulación no existe actualmente en Chile.
imagen CC Gonzalo Barrientos