"Pepo" es un perrito quiltro, que llegó a la casa de mi tío por casualidad, o quizá porque el destino lo quiso así. Un día, mi tío Eduardo salió a dejar la basura y lo encontró en una caja, no dudando ni un segundo en integrarlo a la familia. Desde ese día, la relación de ambos es formidable; al verlos se nota que hay una complicidad única y a partir de aquello, descubrimos una gracia de Pepo, que llama bastante la atención: Solo come cuando su amo lo hace.
Sí, es bastante curioso porque solemos pensar que los perros comen tres veces al día o cuando tienen hambre, pero es raro ver que una mascota coma justo cuando su amo está tomando desayuno.
La rutina es algo así: Eduardo se levanta a las 6.30 de la mañana y toma desayuno, es ahí cuando le debe servir la comida a Pepo, para que juntos compartan la primera comida del día.
Luego a eso de las 14 horas, mi tío vuelve a casa a almorzar y ahí está Pepo, esperando al lado de su plato para la segunda comida del día.
Finalmente, ya a las 10 de la noche, aproximadamente, cenan juntos. Eduardo sentado en la mesa y Pepo a sus pies comiendo en su plato de siempre.
Al principio esta curiosa práctica del perrito llamaba la atención en la familia, pero para mal, ya que pensaban que el perro extrañaba tanto a su amo en su ausencia, que no comía por pena y solo hacía cuando este llegaba. Por lo mismo, uno de los hijos de Eduardo, decidió acudir a un psicólogo de perros para entender el comportamiento del can.
Al final, Pepo no estaba perturbado ni enfermo. Según el especialista, el perro no es más que un regalón empedernido de su amo y se acostumbró a esperar a Eduardo para comer, porque siente un apego importante con él.
El psicólogo además le explicó a la familia que para el perro no suponía ningún riesgo, ya que al comer a sus horas el perro no sufría ninguna complicación de salud y esto solo era una señal de agradecimiento y cariño hacia su amo.
Sin embargo, la actitud del can es tranquila, espera a Eduardo tranquilo, sin ansiedad alguna y algunos podríamos pensar que pasa hambre, pero no, ya que cuando le sirven su comida, él se la sirve lentamente tomándose su tiempo.
A pesar de que la familia de Eduardo es grande, con Pepo se dedican esas tres instancias diarias para estar juntos y compartir haciendo gracia a esta curiosa actitud del perrito.